Sapillos con sirope

Querida amiga, hoy no es día de felicitaciones, a no ser que sea tu cumpleaños. Hoy se festeja una lucha que nunca tendrá fin; primero porque tres cuartas parte del mundo sufre maltrato, violencia e injusticias y después, porque en cuanto bajamos la guardia, nos comen el terreno ganado y a nada que nos despistemos, nos vuelven a encerrar entre cuatro paredes para parir como conejas y servir al padre, al hermano o al esposo porque sí, porque a ellos les da la gana.

Hoy no es día para salir a la calle a halagar ninguna formación política. Mujeres somos todas sea cual sea nuestras creencias y raíces, y todas merecemos por derecho respeto e igualdad. No tenemos que estar de acuerdo en casi nada, salvo en esta idea porque a nada que nos relajemos salen a flote esas pandillas de machirulos que nos quieren presas y dóciles. Anuladas e invisibles. 
"Festejar", "celebrar" suena a jolgorio, a fiesta y como dice la RAE "fiesta u otra manifestación de alegría o agrado" y no, amiga, así no se lucha. Hay demasiadas injusticias ahí fuera y mucha lucha por librar sin olvidar nunca que nosotras, las del lado bueno del mundo, las que tenemos voz y comodidades, no podemos dejar de agradecer vivir en una sociedad que nos quiere libres.

El enemigo no es el varón, no son los hombres de nuestro entorno porque tenemos el derecho de mandarlos a freír espárragos si nos salen en plan señoros. No, la lucha está para con las silenciadas y reprimidas. 
Así que nadie venga a felicitarte porque no. Hay cosas por las que no podemos pasar porque hay gente que no se entera ni del nodo y eso tampoco lo podemos dejar pasar porque los canallas están deseando torcernos el renglón y eso tampoco lo podemos permitir. Si nosotras mismas no tenemos las cosas claras, ya me dirás tú que futuro nos espera. 

Hoy es un recuerdo a aquellas camiseras que ardieron sin que nadie atendiera sus reivindicaciones . Los sindicatos las ignoraron porque claro, qué iban a saber ellas de la lucha proletaria. En fin, no sabrían nada de política pero sí sabían que sus condiciones laborales eran infrahumanas. Cuando se quemaron, la ciudad de Nueva York se quedó sin madres, abuelas, hijas hermanas, primas y cuñadas. Y claro, "Ay pobre de nosotros" que no tenemos quien nos cocine, quien cambie los pañales ni quien nos zurza los calcetines. ¿Pobrecitos? ¡Venga hombre! Pobre de ellas que tuvieron una muerte tan cruel y tremenda. ¡Va por vosotras camiseras!
Ingredientes:
  • 150gr. pan viejo
  • 2 huevos
  • 2 cdas. azúcar
  • 100-150ml. leche
  • 50ml. zumo de naranja
  • ralladura de naranja
  • canela
  • aceite para freír
  • sirope de arce

Notas:
  • Como todas las recetas de aprovechamiento, estos sapillos se hacen a ojo de buen cubero así que no seas muy estricto y rectifica las cantidades según veas.
  • Cada pan absorbe líquidos de forma distinta así que tienes que ser flexible. Sé prudente y si ves que la masa se queda dura, añade un chorrito más de leche. Quedarse corto siempre tiene remedio.
  • La consistencia tiene que ser jugosa pero sin que flote líquido.

Preparación:
  1. Desmenuza el pan en un bol.
  2. Mezcla el resto de ingredientes y lo añades al pan. Deja que repose unos 15 minutos. Si ves que queda seca la masa, añade un poco  más de leche.
  3. Coge pegotes de masa con la ayuda de una cuchara y los fríes en aceite abundante a fuego medio alto. Deja que escurran sobre papel absorbente de cocina.
  4. Báñalos con un buen chorro de sirope de arce pero que no encharque porque si no quedarán muy dulces.

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