Bicolor de mascarpone con cookies
Hace apenas un par de meses me fui de la red social X. Dos semanas después, lo hice de Facebook. No los echo de menos. Tenía miedo de perder contacto con gente importante pero mira, si no nos hemos hablado en meses -o años- pues tan amigos no seremos. Y lo cierto es que no las echo de menos porque llevaba tiempo echándolas de más -a las plataformas, no a las personas-.Los blogueros en general, llevamos mucho tiempo muy pillados con todo este mundo del social media. Lo hemos venido haciendo para atraer público al blog, algo que dejó de funcionar hace ya años. Lo hicimos mal. Tuvimos un tirón estupendo porque la gente quería contenidos frescos, sinceros, con el encanto de estar por casa, de tú a tú sin los maniqueos y manipulaciones de las publicaciones escritas que hubo hasta ese momento.
Había muchos libros de recetas que mentían más que hablaban, con medidas imposibles y fotos que no correspondían, y estos son fracasos que se llevan mal porque además de gastarte una pasta en el volumen de turno, la cara de pringadete que se te queda es monumental. Los que vivíamos fuera, compartíamos todo lo que íbamos descubriendo; nuevos sabores, formas de hacer... madre mía, cuánto aprendí entonces.
Y creo que uno de nuestros grandes logros, fue lo de tomarnos la molestia de traducir aquello de "un puñaito" "lo que te dé" "lo que te admita" y lo convertimos en medidas y pasos a paso para que se viera una preparación, una textura o una consistencia. Es bueno que sepas, que a veces, cuando ves un receta publicada, antes se ha probado y ajustado hasta dar con la textura ideal o el azúcar y la grasa recortadas, etc. Esto algunos lo seguimos haciendo.
Pero llegaron los egos gordos, los endiosamientos y los blogueros dejamos de compartir experiencias convirtiendo nuestras cocinas en escaparates de lo bien que hacemos todo y lo mucho que sabemos: hemos ido de chefs, fotógrafos, dietistas y nutricionistas. Y mientras se nos iba la pinza, un aluvión de nuevos blogs aterrizaron con la única meta de ser famosos. Llegó Facebook y aquello ya fue la locura.
Pero llegaron los egos gordos, los endiosamientos y los blogueros dejamos de compartir experiencias convirtiendo nuestras cocinas en escaparates de lo bien que hacemos todo y lo mucho que sabemos: hemos ido de chefs, fotógrafos, dietistas y nutricionistas. Y mientras se nos iba la pinza, un aluvión de nuevos blogs aterrizaron con la única meta de ser famosos. Llegó Facebook y aquello ya fue la locura.
Spam, spam y spam de recetas a saco usando todo tipo de tretas para conseguir una visita. Tal fue la merendola y nos colapsó de tal manera, que los malos rollos y envidias se aireaban abiertamente sin ningún pudor, se cancelaban blogs por pura malicia y el mundo de "esa me ha copiado" era el pan nuestro de cada día. Con Twitter fue distinto. A la gente de por allí no les interesaba nuestro contenido así que después de un breve fogoneo la cosa decayó rápidamente.
Con Instagram, las cosas cambiaron. Los blogueros no lo vimos venir porque no es un medio apto para el spameo aunque aún lo sigamos intentando. Insta es una red para crear contenido guapi, rápido y de corto recorrido. Eso de intentar desviarlo no funciona. Todo se cuenta en videos cortos muy cuquis y facilones que esconden el verdadero guarreo de muchas recetas. Y mienten más que hablan, algo que se ha formalizado de una forma magistral porque la verdad no importa más allá del postureo, que quede mono y a por más.
Ya no se comparte, ni se habla ni se es generoso. O casi porque aún resistimos unos cuantos blogueros "vintage" como leí hace poco en Bluesky, un lugar por cierto donde me siento muy a gusto. No importan mucho ni los likes ni los seguidores pero, de momento, es un sitio donde el contenido parece lo más importante sin trolls ni postureos. Claro, la falta de seguidores es lo que tiene, baja a la gente de muchos pedestales y eso no es para todos los públicos. A ver lo que dura.
Después de esta reflexión que daría para mucho más, te dejo con un postre que parece un remake de estos vasitos de tiramisú de chocolate porque son postres gustan mucho en casa así que estiro el chicle todo lo que haga falta. Son facilones y conquistan. No hace falta mucho más.
Ingredientes (para 6-8 vasitos)
Para la crema de chocolate:
Preparación:
Para la crema de chocolate:
- 1 sobre de pudding o natillas
- 500ml. de leche
- 50gr. de azúcar
- 50gr. de chocolate
- 20gr. de cacao puro 100%
- 150gr. de mascarpone
- 3 ó 4 cookies
Para la crema de mascarpone:
- 350gr. de mascarpone
- 225gr. de Sauerrham o yogur griego
- 50gr. de azúcar
- vainilla
- 3 ó 4 cookies
- Pon a calentar la leche, el azúcar, el chocolate y el cacao. Reserva un poco de leche donde mezclar los polvos del pudding. Cuando rompa a hervir, añade esta mezcla y sin dejar de remover espera a que espese y vuelva a cocer. Cúbrelo con film de plástico y deja que enfríe.
- Mezcla con ayuda de unas varillas, el mascarpone, el yogur, la vainilla y el azúcar. Cuando tengas una crema suave y sin grumos, añade las galletas en trocitos pequeños. Reserva.
- Justo ante de ir a montar los vasitos, mezcla el pudding de chocolate con el mascarpone y las cookies en trocitos pequeños.
- Reparte la crema de chocolate en los vasitos. Después, haz lo mismo con la crema de mascarpone. Decora con unas migas de cookies. Refrigera.
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