Obispos con leche

fetiche 
Del fr. fétiche, este del it. feticcio, y este del port. feitiço 'hechizo, sortilegio'.

1. m. Ídolo u objeto de culto al que se atribuyen poderes sobrenaturales, especialmente entre los pueblos primitivos.
Por lo que sea -algo que aún desconozco- he tenido de toda la vida un fetiche brutal con las piedras. Desde niña las he ido recogiendo y coleccionando llegando a suponer un serio problema el almacenaje de tanto canto rodado. He tenido un montón de fósiles más o menos vistosos, encontrados en el mar -dentro del agua o en sus orillas- en excursiones por la montaña y en yacimientos mineros a los que en mis tiempos nos llevaba el cole de excursión. Es cierto que siempre han estado entrado y saliendo porque he regalado muchos a lo largo de mi vida. 

Mis pedrolos viven desperdigados por la casa, por el jardín y en los maceteros. No me digas porqué pero las plantas crecen más felices y bonitas con una capita de guijarros más o menos grandes dependiendo de la maceta. Günter trabaja en el departamento de geología de la universidad y aunque está lleno de gemas y pedruscos, mira que  no me dan nada de buen rollo. O están encerrados en vitrinas o hacen experimentos triturando rocas de todas partes del mundo en busca de petróleo en su mayoría. Me da el mismo mal rollo que visitar un zoológico o un museo de ciencias naturales. Me resultan crueles en su mayoría. Los zoos siempre, la verdad. No entiendo que aún se relacione diversión infantil con el cautiverio de animales. Pero esto da para hablar otro día.
El caso es, que después de tantas décadas de roca-pasión, es ahora cuando me entero -gracias a mi hijo Álvaro- que en las minas de Rodalquilar tenemos un mineral autóctono. Se llama, como no puede ser de otra forma, rodalquilarita  y se trata de un mineral de color verde que no tiene consistencia para vivir a su aire así que se adosa a otras geodas. Tras el descubrimiento y una vez verificado por los organismos internacionales pertinentes, en 1967 se legitimó la existencia de la rodalquilarita. Años más tardes, se ha encontrado también en dos lugares más: la mina El Indio en Chile y Tombstone en Arizona.

Y claro, yo loca de contenta y sorprendida, se lo cuento al Günter quién no muestra ni un ápice de asombro, cosa que me resultó la mar de extraña teniendo en cuenta que los minerales y la gemología nos dan de comer; indirectamente pero vivimos gracias al departamento de pedruscos. 

Lo dicho, ahí estaba yo con los ojos como platos vacíos esperando viandas en un buffet libre, cuando mi costillo me cuenta que descubrir nuevos minerales es lo más natural del mundo. Claro, me voy a Google y me encuentro con la kernowita, la miasita, la davemaoita y decenas más de nuevos minerales descubiertos recientemente y otros tantos pendientes de ser descubiertos en las llamadas "tierras raras" que haberlas, haylas. Ay madre, el mundo se nos va de las manos y yo sin saberlo.

Y aquí estamos, un mes más homenajeando blogs. Esta vez nuestra anfitriona es Encarnita  que tiene un blog maravilloso donde golosos y saladetes hacen sus sueños realidad. El paraíso de los golosos es una joya en bruto donde encontrar todo tipo de recetas tanto dulces como saladas, y claro, como era de esperar, me ha costado un montón elegir solo una. Me he lanzado sobre estos obispos con leche, que se parecen mucho a los repápalos que te traeré cualquier día de estos. Ni te imaginas cuanto me gustan estas recetas viejunas y sencillas que saben a gloria sin casi artificios. Así da gusto descubrir y sin salir de casa. ¡Gracias Encarnita!



Ingredientes: (me salieron 21 obispos)
  • 100gr. de almendra molida
  • 35gr. de miga de pan
  • 2 huevos
  • 60ml. de leche
  • 1 cda. de azúcar
  • Una pizca de canela molida
  • aceite abundante para freír
  • 1/2 l. de leche 
  • 60gr de azúcar
  • Canela en rama y piel de un limón
Notas:
  • He usado 2 huevos L aunque la próxima vez usaré XL.
  • He usado trocitos de pan duro y creo que como dice Encarnita, es mejor usar solo miga de víspera para que salgan más blanditos por dentro.
Preparación:
  1. Pon todos los ingredientes para los obispos (almendra, miga, huevos, leche, azúcar y canela) en un bol y tritura con la miniper. Haz croquetitas o bolitas con ayuda de dos cucharas y fríelas en abundante aceite caliente a fuego medio-alto. Ponlos sobre papel de cocina para que suelten el aceite sobrante. Reserva.
  2. En un cazo, pon a macerar la leche, el azúcar, la canela en rama y la ralladura de limón (solo cáscara sin la zona blanca que amarga). Cuando rompa a hervir baja el fuego y deja que infusione unos minutos para que coja bien los sabores.
  3. Pon los obispos en la leche y deja que cuezan unos 5 minutos en la leche. Guarda los obispos con la leche y refrigera unas horas que ganan en sabor.

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6 comentarios

  1. ¡Vaya tela la que has liado con las piedrecitas! Y que nombres algunas tan raros. Estos Obispos o repápalos o como los llamaba mi padre, Zorondrongos. Son todos parecido o semejantes, pero todos muy ricos. Besitos Maite.

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  2. Que me vas a contar con las piedras.Estoy casada con un Guijarro y soy madre de cuatro guijarritos je,je,je.La receta estupenda..Felicidades.

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    1. jajajajajajaja! me parto Carmen! qué bien me iba a llevar con los tuyos :-) Un besazo

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  3. jaja Maite que fuerte lo de las piedras, yo ya iba a volver a las minas de Rodalquilar para traerme rodalquiraita tan contenta como recuerdo de mis felicies días por estas tierras...pero vamos ire a verla y ya está.
    Tus obispos que santos son, tan calladitos, tan buenos, vamos que me han encantado. Felicidades por la receta y por tus palabras, como me gusta leerte. Besos

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    1. jajajajaja, cuando nos juntemos en Las Negras, tenemos que hacer una excursión a Rodalquilar a ver que "rocaita" descubrimos. :-) Un besazo

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