Pollo al curry estilo caribeño

compasión
Del lat. tardío compassio, -ōnis.

1. f. Sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien.
Hoy es el día mundial de la salud mental, el de las personas sin hogar y el día contra la pena de muerte.  En serio, hay días que a uno se le cae el alma al suelo y más sabiendo la que está cayendo: más guerras, más terremotos, más sequías, incendios, más desplazados, más personas que se lanzan al mar en busca de un mundo mejor... busco desesperadamente noticias buenas, esperanzadoras en los medios y nada, no hay suerte.

Al final va a ser verdad eso de que hoy en día lo más revolucionario es sonreír, amar y tener esperanza. Y cuando digo amar no hablo del verbo reflexivo, sino del otro, el empático, el compasivo. Porque sin compasión no hay empatía; no es posible calzarte los zapatos ajenos ni sopesar la mochila de movidas que cada cual llevamos a cuestas. Si no somos capaces de compartir sentimientos, de tratar de identificarnos con cualquiera aunque no sea amigo ni ser querido, aunque esté lejos de nuestra realidad, de nuestro mundo... aunque nuestro carácter sea retraído y poco extrovertido. Aunque no sepamos compartir emociones. Aunque, aunque y aunque, sin compasión estamos perdidos. 
Nos enfrentan, nos hacen sentir miedo unos de otros. Se cultiva la aversión persistente, tan odiosa que de tanto repetirla termina calando en el alma de muchos. Miedos, orgullos nacionalistas, de raza, de religión; si eres hetero, si eres gay, si eres trans o si ni fú ni fá; si hablas una lengua, u otra, o no, o sí, o tal vez. Cualquier tema está abierto a la confrontación, a sacarle punta a todo y a torcer el renglón para que las miserias morales de algunos encajen en los hechos y así reafirmar su estupidez supina con argumentos de poca monta.

Al final lo más revolucionario va a ser escuchar a los que tenemos cerca y taponarnos los oídos ante los zotes. Al final, lo más revolucionario en este mundo va a ser la compasión, bien sentida y amueblada, sin aspavientos ni estridencias. 

Pero sin olvidar nunca, que la compasión debería ser solo el primer paso. Que el segundo, sería colaborar entre todos para paliar esos males. Y el tercero, imagino, sería celebrar juntos los éxitos, aprender de la experiencia y transmitir a las generaciones menudas todos esos males y cómo las personas unidas consiguieron paliarlo.

En fin, suena utópico pero me resisto.  
Ingredientes para 3 personas:
  • 2 pechudas de pollo 
  • 1 cebolla pequeña
  • 1 pimiento pequeño
  • 1-2 dientes de ajo
  • 2-3 tomates (o tomate triturado)
  • Sal y pimienta para sazonar el pollo
  • 1 lata de leche de coco (aprox. 400ml.)
  • 2 cdas. de salsa Worcester
  • 2 cdas. de salsa charquí barbacoa (jerk bbq sauce o la salsa bbq que tengas a mano)
  • 1 cdta. de curry caribeño
  • 1 cdta. de cúrcuma
  • 1/2 cdta. de pimienta de Jamaica o all spices
  • Un buen chorro de limón
  • Sazonador criollo (o tu sazonado de pollo favorito)
  • una ramita de tomillo y perejil
  • aceite de coco o uno suave

Preparación:
  1. Corta las pechugas, salpimienta y saltéalas con un poco de aceite hasta que se marque un poco el color. Añade la salsa Worcester y la salsa de charquí o bbq y deja que se marque de nuevo del pollo. Lo reservas.
  2. En la misma sartén con un poco de aceite, saltea la cebolla, el pimiento y el ajo que habrás picado muy en fino. Añade los tomates triturados y las especias.
  3. Añade a la sartén el pollo, la leche de coco y el tomillo. Deja que cueza unos 10 minutos a fuego suave. Sazona, añade un poco de limón y el perejil picado. Puedes servir acompañado de arroz y verdura salteada a tu gusto.


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