Tiramisú de galletas con fresas y negritos

Hay cosas que si hay que contarlas, pues se cuentan. Hace unos días nos juntamos una panda de chicas maravillosa. Todo fue un poco improvisado, con varios cambios de planes sobre la marcha y alguna tentación de ampliar el grupillo pero afortunadamente no lo hicimos. No porque seamos unas bordes antisociales, noooo, pero temíamos que se perdiera la atmósfera de intimidad y termináramos a lo mucho ruido y pocas nueces. Inicialmente, pensamos salir a comer pero nos vencieron las ganas de estar a gusto y a nuestro aire, de dar más importancia al encuentro y no a la comida. K. se encargó de preparar unas hamburguesas que estaban de miedo y yo me comprometí con los postres: este pastel de queso con struesel y un tiramisú como este.

Como ves, escenario perfecto para darle al pico, al pico y al pico, ahora tú, ahora yo, ahora deja que te cuente, ahora me toca a mí. Nos dejamos llevar y vagabundeamos por los recuerdos de unas y de otras. Como siempre pasa en las reuniones de chicas, tocó hablar de hombres. Hay un efecto muy positivo en estas situaciones. Tontadas que crees soportar tú sola, comprendes que nos toca a todas cargar con las flojeras masculinas, muchas de ellas obra del paso del tiempo y del porrón de años en común porque todas, al principio, siempre hemos creído en algún momento que lo nuestro iba a ser distinto, que la ilusión y el glamour no se iban a disolver y en esa inocencia de la juventud, creímos que íbamos a llegar a ser abuelas disfrutando del mismo sexo y con las mismas ganas que cuando teníamos treinta. 
No dejo entrar al espíritu viejo, al criticón, hostil, envidioso, a ese ser que escudriña en nuestro pasado para llenarnos de quejas y remotas angustias, para revivir traumas pasados. Hay que darle la espalda al viejo murmurador, lleno de rabia, de falta de valor. Ese viejo que niega que la vejez pueda ser creativa, decidida, llena de luz y de proyección. No dejo entrar a ese viejo.
Clint Estwood
Hace unos años, cuando le preguntaron al Sr. Estwood cuál era su secreto para aparentar tan jovenzuelo, dijo que él no dejaba entrar al espíritu viejo, que le tocaba muchas veces echarlo arrastras porque el susodicho tiende a acomodarse en su sofá poniéndole la cabeza como un bombo a todas horas sin dejarle espacio. 

Pues eso nos pasa muchas veces. Y cuanto más años, más hay que mantener las distancias con el viejo pellejo y así poder crear nuevos mundos aunque sean micro espacios en nuestras pequeñas y modestas rutinas. Porque lo necesitamos para vivir el aquí y ahora, lo único que realmente poseemos. El pasado ya no existe, son solo recuerdos, sentimientos y afectos que manejamos, unas veces en presente simple, otras en presente continuo, en indicativo o en subjuntivo. Pero siempre en presente. 
Lo bueno, es que el pasado no se larga a la francesa y nos deja un gran regalo de despedida; la experiencia y con ella el conocimiento de lo vivido. Y de ella podemos hacer grandes cosas siempre y cuando mantengamos al espíritu viejo entre rejas. Este día, S. nos contó que su vida actual toca a fin. Que no aguanta más. Que llegó la hora de tocar a retirada. Son momentos que suenan a fracaso  -aún los recuerdo- pero si tienen que ser que sean, a ser posible en hora corta y sin mirar atrás. Es como comerte este postre cuando las fresas aún están frescas y jugosas. Ya habrá tiempo de lamentar. 

Ya ves que la reunión fue intensa. Disfruté de mi amistad con J. a quien aprecio muchísimo y conocí por fin a C. aunque sentí conocerla de toda la vida. Del grupo, solo K. y yo nos veremos regularmente. Las demás volverán a sus hogares y sus vidas con el recuerdo imborrable de este postre y parafraseando a un juez de paz quiero terminar con un "lo que ha unido este tiramisú que no lo separen unas fresas".

Ingredientes:
  • 500gr. de fresas
  • salsa de fresas (o licuar mermelada de fresas con zumo de naranja y colar)
  • 250ml. de nata para montar
  • 750gr. de mascarpone
  • 100gr. de azúcar
  • opcional: ralladura de naranja
  • vainilla
  • 250gr. de Sauerrham o yogur griego
  • galletas Lotus
  • un poco de leche para mojar las galletas
  • 1 docena de negritos pequeños
  • opcional: decorar con pistachos

Preparación:
  1. Cortar y macerar las fresas en la salsa. 
  2. En un bol, montar la nata con ayuda de unas varillas eléctricas. Añadir después el mascarpone, el azúcar, la vainilla y la ralladura. Sigue batiendo. Añade el Sauerrham  o yogur, y lo bates brevemente a la mínima velocidad (sino, se puede quedar el yogur muy líquido).
  3. Sobre una fuente, colocas una capa de galletas mojadas un poquito (muy poco) en leche. Coloca una capa de la crema.
  4. Coloca encima otra capa de galletas mojadas y otra capa de crema. Encima espachurra la mitad de los negritos y cubre con una capa de fresas.
  5. Vuelve a colocar otra capa de galletas, otra con el resto de la crema, la otra mitad de los negritos y por último las fresas restantes. 
  6. Termina poniendo un poco de salsa de fresas por encima y decora si lo gustas, con unos pistachos troceados. Deja que repose en la nevera unas 2-3 horas antes de consumir.

Si te ha gustado, comparte o imprime:

2 comentarios

  1. Hola Maite. Me encanta cómo escribes, no es fácil encontrar tanta calidad, en todos los sentidos, en un Blog, aunque por supuesto no crítico a nadie ni a nada, cada uno hace lo que puede desde su punto de vista.
    Creo que me identifico contigo en ese aspecto de lo no extensión de la compañía, tampoco soy antisocial que conste, pero he tenido encuentros en los que precisamente eso fue el detonante para que se rompiera la magia, de ahí que no lo haya contado, porque soy de las que lo cuentan todo, bueno todo no, que los secretos y confidencias se vienen conmigo a la tumba, por lo menos si se desvelan algún día, no será por mi boca, jajajaja…
    Querida rica combinación has hecho, me gusta el tiramisú con fresas, y fruta en general; no conocía esos negritos, pero la sola imagen de contemplarlos, me deja como loca, buscaré lo más parecido porque imagino que deben ser un pecado de intensidad máxima.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Concha, para mí es igual de terapéutico escribir como cocinar así que siempre una cosa acompaña la otra. Es verdad que los secretos siempre en petit comité pero uno se queda estupendamente cuando los comparte y casi siempre se diluyen un poco. Pero lo genial es compartir aunque solo sea un buen rato y una buena comida :-)

      Respecto a los negritos, en Madrid los había hace mucho casi en todas las pastelerías y en Almería también los recuerdo. Imagino que son como tantas cosas que se van perdiendo. A ver si hay suerte,

      Un besazo

      Eliminar

 
Copyright © Hierbas y especias. Diseñado con por Las Cosas de Maite