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odio
Del lat. odium.

1. m. Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea.

Así sin más: aversión, rechazo y asco hacia algo o alguien. Esto es más viejo que el tebeo,  más que nuestra propia existencia: dios odió a Adán y Eva por comer una manzana y los castigó con saña por ello. Uno de sus hijos mató al otro, por puro odio, da igual como nos lo cuenten. Abraham, el padre de las tres religiones monoteístas, no supo detener la enemistad de su esposa Sarah con Agar, la esclava que parió a Ismael, y cuando nació su hijo Isaac, pidió a su esposo que abandonara a Agar y a su niño en el desierto. Por culpa de esta disputa familiar, judíos, musulmanes y cristianos se tratan a matar. Hace unos días han intentado asesinar a Salman Rushdie por el mismo odio que empujo a Caín, a Sarah y al mismo dios. 

Lo que yo sé, es que la humanidad nació de la ternura de una madre pero se alimentó de inquinas y malquereres que no hemos sabido vencer; la esperanza la abonamos con buenos deseos pero una y otra vez el odio se impone porque unos lo propagan y otros, sumisos como Abraham, lo ejecutan sin rechistar y para tapar las malas conciencias, bañan sus hazañas en victimismo y mientras se rasgan las vestiduras, lamentan con fatalismo la terrible maldición humana: el odio, que tanto mal hace, tanto daño esparce y tanta sangre derrama.

También sé, que todos somos unos hachas identificando el odio en piel ajena pero qué torpeza la nuestra cuando se trata de la propia porque aquí la cosa cambia bastante. En general, se tiende siempre a justificar lo propio y juzgar sin mucha coherencia lo ajeno. ¿Víctimas? nosotros, siempre. ¿Culpables? ellos, claro que sí. Y da igual en que lado del conflicto estemos porque irremediablemente es así. Nos sentimos parte de los buenos -abiertamente o no- y solemos ir por ahí echando tufillo a superioridad moral. De hecho, yo misma, ahora mismo y con estas palabras, aleccionando sobre el bien y el mal, lo estoy haciendo. ¿Moral o moralina? ¿Escondemos odios tras el manto del buenismo? ¿Si me siento víctima, tengo derecho a odiar? ¿la libertad de expresión incluye alimentar el odio? ¿Dónde están los límites? 


Ingredientes:
(taza=a la medida cup americana de los vasos medidores)
  • 200gr. de mantequilla
  • 2 huevos
  • 3/4 de taza de azúcar moreno
  • 1/4 de taza de azúcar normal
  • vainilla y canela
  • polvos de hornear
  • 2 tazas de avena
  • 2 tazas de harina
  • 1 taza de coco rallado
  • 1 taza de nueces pecanas
  • 200gr. de pepitas de chocolate


Preparación:
  1. Mezcla todos los ingredientes (menos las pepitas de chocolate y las nueces) con ayuda de unas varillas eléctricas o en la procesadora de alimentos. Una vez que tengas la masa, mezcla el resto con una espátula
  2. . Precalienta el horno a 180ºC.
  3. Mientras mantén la masa en el frigo. En una placa de horno y sobre papel de hornear, ve colocando montoncitos de masa con ayuda de una cuchara de postre. Salen como dos bandejas y media de nueve galletas por bandeja. Hornea unos 10-15 minutos (depende de cada horno)

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