Bizcocho de avena con moras y manzana

canícula
Del lat. canicŭla.

1. f. Período del año en que es más fuerte el calor.

2. f. Astron. Tiempo en que Sirio, la estrella más brillante de la constelación del Can, aparece junto con el Sol y que antiguamente coincidía con la época más calurosa del año en el hemisferio norte.

3. f. C. Rica, Guat. y Nic. Período de sequía en la temporada lluviosa.
Y mientras la canícula atizó con saña medio hemisferio norte -también mi ciudad que este año no nos dio tregua- los Nobis hicimos las maletas y nos fuimos al Valle de Gastein. Han sido vacaciones con gato a cuestas, en un apartamento situado en la planta baja de una casa requete encantadora en la ladera de Bad Gastein rodeados de cataratas, bosques y senderos. En pleno Alpe de Salzburgo, las montañas de Gastein están llenas de sal, minerales, radón y oro, que aunque ya no se extrae ya se sabe el dicho: quien tuvo, retuvo. 

Hemos paseado por las mismas sendas donde lo hacía la emperatriz Sisi que fue visitante asidua en busca de las terapias curativas de aguas termales y radón, un extraño capricho de la naturaleza que hace de forma natural -sin exposición directa al radón por supuesto- que los vapores cálidos de sus aguas termales alivien el dolor en huesos y articulaciones, mejoren afecciones respiratorias, inmunológicas y de la piel entre otras enfermedades. El Kaiser Wilhelm también se apuntó a los veranos curativos y su palacio, que aún se conserva a modo de hotel, se encontraba a pocos metros de nuestro nidito familiar: sí, con gato. Menuda aventura para nuestro peludo.  


Porque mientras nuestro Pinky winky -Pinky a secas también vale- sufría las penurias del traslado y se peleaba con las ardillas de nuestro sendero -y hasta con un ratoncillo que se coló en la casa- nosotros nos dedicamos a pasear como posesos por el sinfín de rutas para senderistas, amateurs o experimentados que para todos había caminos, disfrutando de las temperaturas suaves amigas de salir de casa con un jerseicito y de esa humedad constante producida por las cascadas que dejan la piel y el pelo suaves y brillantes. Sé que parece un anuncio de Fa pero sin limones del Caribe aunque si miras las fotos del lugar verás que no exagero en absoluto.

Y aquí viene la parte más increíble de nuestras vacaciones. Mientras nosotros paseábamos y debatíamos sobre la gran semejanza entre el Gran Hotel Europa y el El Gran Hotel Budapest de Wes Anderson, en casa nos estaban reformando la cocina. Así son los austriacos, de fiar para estas cosas. Al regresar 10 días después, la reforma estaba finalizada y todo muy dignamente limpio y recogido.  
 

Sí, regresamos a la canícula de nuestra ciudad a recolocar la cocina y limpiar el polvo que se incrusta por todas partes tras una obra pero con las pilas cargadas y  el sistema inmunológico y emocional a tope. Por supuesto, había que estrenar el horno. Ajá, pese al calor pero ¡cómo resistirme!
Ingredientes:
  • 200gr. de avena
  • 150ml. de zumo de naranja o de manzana
  • 100gr. de harina (usé espelta)
  • 1cdta. de polvos de hornear
  • una pizca de sal
  • 115gr. de mantequilla
  • vainilla
  • 100gr. de azúcar normal 
  • 100gr. de azúcar morena
  • 2 huevos
  • fruta: moras y manzana a tu gusto
  • un poco de azúcar y copos de avena para espolvorear

Preparación
  1. Precalienta el horno a 180ºC (o 170º si es de aire)
  2. Muele la avena. Si no, remójala en el zumo un par de horas hasta que se haga una pasta.
  3. Empieza mezclado los ingredientes húmedos: huevos, azúcar, vainilla, mantequilla y el zumo (o la papilla de avena en su defecto). Después, los secos: harina, avena molida (si no la has hecho papilla), sal y los polvos de hornear. 
  4. Extiende la masa en un molde rectangular y coloca las moras y la manzana cortada en trocitos menudos. Espolvorea algo de azúcar y de copos de avena por encima. Hornea hasta que tenga un bonito color dorado en la superficie.

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