Sopa alemana de patata. Kartoffelsuppe
Ya sabes que los últimos meses en casa están siendo duros. Para estas cosas somos como los mosqueteros, todos a una y si uno cae, cae el resto. Justo por eso, se hace necesario que nadie se mire solo su ombligo. Bajo mi punto de vista, el mayor defecto de las personas con depresión diagnosticada -no hablo de procesos depresivos leves- es que tienden a mirarse sólo a sí mismos ignorando el mundo a su alrededor. Es normal, porque los terapeutas así lo recomiendan: "mira por tí, lo que no te guste no lo hagas, no lo mires, sácalo fuera, etc". Además, toca luchar con la impotencia y eso es algo que las personas, por lo general, llevamos mal. Uno se siente frustrado con su mundo, agotado anímicamente, comido por las cosas cotidianas y ve cómo el mundo a su alrededor sigue funcionando como siempre. Esto suele llevarnos al cabreo y los ataques de reproches: "Tú no entiendes, tú no sabes por lo que yo paso, tú no me ayudas, etc."
Pero sí. Si lo sabemos. Normalmente, quien está a tu lado en un proceso depresivo es la gente que más te quiere, que convive a diario contigo y que sufre a tu lado. No todo el mundo sabe mirar -o quiere- el sufrimiento que desencadena. También normal porque duele mucho saber que haces daño y si estás en un proceso en el que has perdido la felicidad, cuando ya no disfrutas de nada y vives encerrado con tus fantasmas, pues ¡qué quieres! normal que no se pueda mirar por el bienestar ajeno teniendo en cuenta que no puedes cargar ni con tu alma. Este gran túnel sin aparente salida, es en el que entra toda la familia detrás de damnificado. La diferencia, es que el protagonista tiene terapeutas y medicinas que le ayudan a recuperar la felicidad. Los acompañantes, nos comemos los mocos y asaltamos la tableta de chocolate a falta de pastillita de la felicidad. ¿Es injusto? No, es lo que es. Es parte del proceso que todos debemos asumir.
Pero sí. Si lo sabemos. Normalmente, quien está a tu lado en un proceso depresivo es la gente que más te quiere, que convive a diario contigo y que sufre a tu lado. No todo el mundo sabe mirar -o quiere- el sufrimiento que desencadena. También normal porque duele mucho saber que haces daño y si estás en un proceso en el que has perdido la felicidad, cuando ya no disfrutas de nada y vives encerrado con tus fantasmas, pues ¡qué quieres! normal que no se pueda mirar por el bienestar ajeno teniendo en cuenta que no puedes cargar ni con tu alma. Este gran túnel sin aparente salida, es en el que entra toda la familia detrás de damnificado. La diferencia, es que el protagonista tiene terapeutas y medicinas que le ayudan a recuperar la felicidad. Los acompañantes, nos comemos los mocos y asaltamos la tableta de chocolate a falta de pastillita de la felicidad. ¿Es injusto? No, es lo que es. Es parte del proceso que todos debemos asumir.
Günter está haciendo bien sus deberes. Si al principio pensaba que estaba así por cosas que le rodeaban, ahora sabe que muchos de sus comportamientos y rutinas son las que le han llevado a este estado. Una vez que se asume, uno empieza a abrir puertas que no sabía ni que estaban. A la que se abre una puerta con éxito, apenas hay tiempo para saborear el triunfo porque una nueva se pone ante ti. Cosas que tu subconsciente había aislado, se presentan como las malas visitas, sin avisar.
Y así se va trabajando, unas veces parece que para arriba y otras para abajo. Pero mientras él avanza y poco a poco se va haciendo de nuevo fuerte, yo retrocedo. Hace poco, en una crisis -mía, no suya- le dije que el miedo irracional me ha comido. Porque si bien en mí vida, ante cada golpetazo ha sido siempre decisión mía decidir cuándo y cómo salir, ésta vez no depende de mí. Yo no tengo cuerpo que aguante vivir en lo oscuro, de forma espontánea mi metabolismo siempre reacciona ante lo negativo y me pongo manos a la obra. Un mecanismo de defensa que le agradezco a la vida de todo corazón porque sé que es un don maravilloso. Pero ahora no depende de mí usarlo. Estoy en sus manos.
Ambos tenemos que aprender a confiar en el otro de forma distinta a como lo hemos venido haciendo hasta ahora. No es un cambio en nuestra relación sino un escenario diferente. Eso de cerrar los ojos y dejarse caer para frenar en los brazos del otro, es una terapia infructuosa. No se cierran los ojos ni nadie debería dejarse caer intencionadamente porque pueden pasar accidentes entre otras cosas. Se camina juntos, ambos con la mirada fija en un mismo horizonte y dando pasos de la mano. Y si uno tropieza, instintivamente, el otro tensará el cuerpo para sostenerte. Igual que cuando los niños aprenden a caminar. Sin más chorradas.
Y así se va trabajando, unas veces parece que para arriba y otras para abajo. Pero mientras él avanza y poco a poco se va haciendo de nuevo fuerte, yo retrocedo. Hace poco, en una crisis -mía, no suya- le dije que el miedo irracional me ha comido. Porque si bien en mí vida, ante cada golpetazo ha sido siempre decisión mía decidir cuándo y cómo salir, ésta vez no depende de mí. Yo no tengo cuerpo que aguante vivir en lo oscuro, de forma espontánea mi metabolismo siempre reacciona ante lo negativo y me pongo manos a la obra. Un mecanismo de defensa que le agradezco a la vida de todo corazón porque sé que es un don maravilloso. Pero ahora no depende de mí usarlo. Estoy en sus manos.
Ambos tenemos que aprender a confiar en el otro de forma distinta a como lo hemos venido haciendo hasta ahora. No es un cambio en nuestra relación sino un escenario diferente. Eso de cerrar los ojos y dejarse caer para frenar en los brazos del otro, es una terapia infructuosa. No se cierran los ojos ni nadie debería dejarse caer intencionadamente porque pueden pasar accidentes entre otras cosas. Se camina juntos, ambos con la mirada fija en un mismo horizonte y dando pasos de la mano. Y si uno tropieza, instintivamente, el otro tensará el cuerpo para sostenerte. Igual que cuando los niños aprenden a caminar. Sin más chorradas.
Ingredientes para 6 personas:
Notas:
Preparación:
- 3/4 kilo de patatas
- 2 ó 3 zanahorias
- 1 cebolla pequeña
- 1 diente de ajo
- 1 puerro pequeño
- 1 litro de caldo de verduras
- 3-4 salchichas
- unas gotas de aceite
- concentrado de Maggi
- perejil y pimienta
Notas:
- ¿Por qué concentrado de Maggi? porque esta es una sopa alemana, de abuela, y no había sopa que no llevara su ramita de mejorana y de hierba maggi. Mi caldo de verduras ya lleva ambas hierbas así que el sabor predomina pero si quieres darle ese sabor germano tira del concentrado de Maggi de toda la vida.
Preparación:
- Corta las patatas y las zanahorias en trozos. El puerro en rodajas finas y la cebolla en fino. En una cacerola pocha un poco la cebolla hasta que transparente sin miedo a que se dore un poco. Añade el ajo machacado y la zanahoria.Rehoga un par de minutos.
- Añade las patatas, el caldo y deja que todo cueza a fuego lento 20 minutos.
- Pasa ligeramente la sopa por la minipimer. Muy en grueso que no tiene que quedar suave y ligada. Los trozos que te queden grandes, los machacas tal cual. Es una textura muy rústica de caldo espeso pero no cremoso.
- Añade las salchichas cortadas en trozos y deja que repose 5 minutos antes de servir. Las salchichas no deben hervir. Servir con perejil picado por encima.
Me alegra leerte con ánimo positivo y saber que poco a poco todo parece mejorar, o al menos que la situación en casa no empeora sino que estáis aprendiendo a caminar juntos en este camino distinto. Yo también estoy aprendiendo a no enfrascarme en mis problemas y tomarla con mi chico cuando paso por malas rachas; solo tengo confianza plena en él allí y es el pobre que paga cuando tengo alguna crisis. Ahora estamos pasando una época algo dificililla y también él tiene malos momentos, así que estamos aprendiendo a eso, a caminar juntos, a apoyarnos mutuamente y no ahogarnos.
ResponderEliminarUna sopa reconfortante siempre ayuda :). Aunque a él los platos mmuy calientes no le hacen tanta gracia, pero le encantaría esta receta! Lo del concentrado Maggi me ha hecho gracia porque mi padre también dice que lo recuerda como ingrediente básico de la despensa en su infancia, jajaja.
Un abrazo
Mi querida Liliana! lo bueno de las malas rachas es que refuerzan y mucho. Lo importante es no tirar la toalla. A veces se me antoja el mejor camino pensar en mandarlo todo a hacer puñetas y cada uno por su lado pero eso no resuelve nada. Se sale de un tormento y se cae en otro. El amor hay que trabajarlo y luchar por él. Adelante querida mía, relativiza y ya vendrán mejores tiempos :-) un besazo y recuerda mi compromiso de las Linzeraugen: cuenta conmigo para lo que sea:-)
EliminarPD: y sí, la botellita de Maggi la verás en cada mesa de cada Gasthof, no falla :-D
Mai que valiente sos, caminar en la cuerda floja y de la mano no es cosa de cualquiera, pero estoy segura que vos lo vas a lograr, solo te mando fuerzas para que no bajes los brazos y siempre tengas la moral bien alta que en este momento es lo que uno necesita para no flaquear. Te quiero y espero que se termine pronto esta triste historia!
ResponderEliminarBesitos
Con gente cerca como tú, sé que podré :-) un besazo guapa mía!
EliminarHola Mai, que maravilla de sopa, me encanta como te ha quedado, soy muy de cuchareo y las sopas calientes me encantan..Me gusta leerte con ánimo, esa es mi Mai, venga arriba!! si quieres que te ayuden a ti lo que tienes que hacer es ayudar cuando alguien querido lo necesita, tu eres un todo terreno y puedes, tengo una amiga que solo quería morir y con ayuda de su marido salio, cuando ella estaba perfectamente después de dos años largos de depresión, el enfermo de cancer, y a los dos años justos murió, pero ella lucho como una jabata para hacerla la vida lo más fácil que en sus manos estuvo, la vida nos pone aprueba en todos los sentidos y tu sabes torearla, te mando fuerza y paciencia y poco a poco ya veras como todo cambia y todo volverá a ser como antes guapa...Muchos besitos reina
ResponderEliminarQué cierto Esther, hay que tirar en las buenas y en las malas. Así debe ser. La sopa es fantástica: sabrosa y potente. Plato único que rematé con una ensalada de frutas maravillosa. La sensación? de invencibilidad :-D un besazo
EliminarHola Maite. Hace tiempo que no escribo, pero no por eso no leo. Tu, hasta en los peores momentos rezumas positivismo, y aunque no te des cuenta, es lo que haces, siempre hablas en positivo. Me alegro que aun en la dinámica normal de los acontencimientos, pasito a pasito, vaya todo un poco mejor. Un abrazo fuerte mi heroina. Bss
ResponderEliminarVirginia "sweet & Sour"
Hola Virginia! cómo estás guapísima! cuanto me alegran tus palabras, todo un chutazo de cariño. Muchas gracias :-D
EliminarHola mi Mai del alma. Leerte es sanador. Se , porque lo tuve que vivir, que son momentos difíciles de llevar. Creo que lo más complicado es que es intangible. No es como una gripe, que con cama y analgésicos se pasan. Y encima los procesos son muy lentos. Más lentos de lo que desearían ambas partes. Si hay una persona en el mundo que inspira fortaleza , esa sos vos. Que gran regalo para Gu es tenerte a tu lado. Porque si bien, como vos decís la positividad en la vida es un don. Vos podrías ponerlo o no en práctica. Y porque no, decir que estás cansada. Luki también aprende de ustedes, viviendolo y sabiendo que de todo, cuando hay amor, se sale.
ResponderEliminarQué puedo decir de tu sopa. Muero por probarlas Espero que tengas muchas recetas de sopas de primavera ��. Un abrazo lleno de energía para los tres!!!
Eri, eso dice Gü, que al no ser tangible no sabe afrontarlo ni darle medida. Cada día, dedicamos entre 1-2 horas solo a hablar. Ayer tocó día de darle caña. Separa el victimismo, no le des vueltas a lo sucio sino a lo fresco, a los logros, etc. Le volví a machacar, que balance, en la etapa en la que está, solo lo debe hacer ante los logros. Poner en un lado las victorias y en el otro el terreno por conquistar y así podrá saborear mejor los logros. Ayer le prohibí que volviera a decir que no sabe como recuperar la felicidad porque le he demostrado que cada día, rutinariamente, entre Lucas y yo le damos momentos felices. Ya es hora que acepte que no disfruta de la felicidad, no que no la tenga...
EliminarY al terminar, le dije: "Cuánto llevamos hablando, una hora, hora y media? pues la siguiente meta es conseguir que dediquemos el mismo tiempo cuando Lucas o yo hablemos de nuestras cosas...
Y así, poco a poco, vamos haciendo "tangible" no los problemas que son como humo, pero sí las soluciones que se pueden ver, tocar y hasta abrazar...
Sí Eri, habrá sopas y ensaladas que para cuando vengas ya estarán para recolectarse :-) un besazo