Pudin de pan con chocolate o coco para no perder la memoria

Sin memoria dejaría de ser yo. Mis ojos desprenderían la mirada hueca, mi gesto amable y blandito se tornaría marmoleado, tosco, ausente y llevaría escrito en cada poro de mi piel la carencia de un pasado. Toda yo dejaría de ser. Lo que he sido ya no estará. Mis hijos me preguntarían con desesperación: Mamá, soy yo, ¿te acuerdas de mí? Mi cuerpo en sí mismo, sería la absoluta decepción por lo vivido, amado y aprendido. Todo mi mundo desaparecería. A cambio, quedaría un cuerpo desorientado, que se resiste a levantarse o a sentarse, a caminar, a cruzar una puerta o a moverse frente a un par de escalones. Todo lo cotidiano se convertiría en un suplicio. Ya no contaría nunca más que me duele, o que me atormenta. Cuando la risa o unas palabras a media voz se me escaparan, nadie sabría decir si fueron el resultado de un momento de lucidez o de una alucinación...

Durante casi dos años, cuidé de María José en su etapa de olvido absoluto. Yo no tenía experiencia pero venía de haber cuidado a mi hermano Juanpe en su enfermedad. Eso da mucho temple y mucha humanidad en las maneras de atender incapacitados. Enseguida su hija Pepa tuvo claro que yo era una buena opción para cuidarla. Nada más verme, Jose sonrió y empezó hablar como una cotorra. Creían que me había confundido con una amiga de su infancia. Sea como fuere, conmigo se sentía contenta y eso bastó. Para mí significó mucho. Yo vivía momentos muy duros aprendiendo a duras penas a encajar los golpetazos. Cuando la vida te abofetea, al principio, reaccionas con rabia, con mucha violencia y enfado. Como te ha pegado y encima con saña, ya no ves más. Tienes derecho a patalear aunque en el ataque te lleves a otros por delante... pero  tarde o temprano toca metabolizar el bofetón. Es parte del proceso. No es castigo de dios, ni rollo del karma ni mala suerte. Es lo que es. Así que cuando empiezas a encajar la muerte de alguien querido viviendo más atento y más humano y más sensible a la vida, entonces, muchas cosas que antes hubieras dicho eso de "yo no valgo" comprendes que sí, que vales y mucho más de lo que nadie se puede figurar. Porque como dijo el poeta, donde unas cuencas vacías amanezcan ella pondrá dos piedras de nuevas miradas... más o menos.
Sí, aprendí muchas cosas, desde luego. La fragilidad de lo que somos, y en el caso de Jose, también de quienes somos. Sus hijas me hablaban mucho de "ni te imaginas cómo era mamá. Qué coqueta. Qué activa. Qué alegre." Nada en ella me hacía pensar que hubo una mujer así antes. Pero, sin saberlo, ella en su enfermedad me enseñó mucho. Lo más sobresaliente, a no olvidar. A que la memoria lo es todo, Y cuando a uno le falta, habrá otro que la aporte por ti. Y cuando uno se va, habrá quién se quede y contará tus cosas. Tus chistes, tu desparpajo, tus anécdotas. Vivir no es nada sin memoria. No importa quien la ponga. Por aquel entonces, mucha gente me tranquilizaba diciendo eso de ya olvidarás. No. Jamás. Yo no he olvidado nada. Cachis! que lo diga una mala cabeza como la mía, pero así es. Yo no he olvidado, he aprendido a vivir con mis dolores y mis ausencias. Y creo que por eso soy feliz. Porque cada eslabón en mi vida tiene un sentido y un por qué...
Memoria para vivir, para evocar, para contar historietas -algunas se ven ya tan lejanas- memoria para cocinar, para hacer el pudin de mamá pero a mi manera. Memoria social, memoria íntima y memoria obligada. Como dijo Don Federico hace unos días memoria para inventar el porvenir.
Memoria de las atrocidades cometidas en el pasado... y de las presentes, que tiñen de sangre y desamparo insolidario el Mediterráneo.

Memoria permanente de que todos los seres humanos valen lo mismo.

Memoria permanente de que no hay ciudadanos del mundo de clase preferente: ¡todos iguales en dignidad!

Memoria de las generaciones venideras.

Memoria de la Tierra entera.

Memoria, todos los amaneceres, de los excluidos, de los que emigran, de los que mueren en el desamparo.
Vivir con memoria equivale a vivir con angustia. Incluso con dolor. Lo sé. Es muy tentador olvidar pensando que así todos los fantasmas y horrores del mundo desaparecerán. Pero es mentira. Así solo abrigas los miedos y las frustraciones. Nadie puede ver el cielo azul escondido como un avestruz. No hay sol ni brisa ni olor a hierba si tu cabeza vive enterrada en un agujero.

Hay que tirar pa'lante. Con todo. Sufrir no te hace especial. Tu amor, en cambio sí. El egoísmo suele camuflarse en victimismos y la pasividad en la ignorancia. Si no lo sabes, no ves. Si no lo ves, no existe. Creamos olvidados, transparentes, creamos un mundo en catarsis crónica para no enfrentarse a su propia realidad, para no intervenir en ayudar a quien lo necesita...
 
Pero siempre hay héroes. Hoy las playas de Grecia están llenas de voluntarios. Gente particular preparada para tirarse al agua y socorrer a las embarcaciones que van llegando maltrechas y cargadas de gente. Pescadores que ya no pescan y salen a recoger náufragos. Voluntarios y personal médico con mantas y ropa seca que ofrecen primeros auxilios. Organizaciones gubernamentales y ONG's que no censan en recordarnos que hay que investigar las enfermedades raras, el cáncer, el alzheimer, que hay que proteger a la gente sin techo, sin recursos. Que hay que ayudar en lo que se pueda y lo más importante, que los afortunados tenemos que bajar el listón. Nos hemos pasado ocho pueblos. No necesitamos ocho pares de zapatos, ni ocho mil pulseras, ni ochocientas camisetas... podemos vivir felices con mucho menos. Nos falta gente que nos lidere con sentido común, que nos marque el camino a seguir y que nos garanticen que la solidaridad, la educación y la inteligencia se impondrán a los que siembran miedo, odio y rechazo entre los asociales e ignorantes. Ojalá que un día podamos salir todos a la calle y vitorear al amor y a la alegría todos unidos como una misma raza, bajo una misma bandera y un único credo: Nosotros los pueblos. Nosotros, las personas. Y termino, de nuevo, parafraseando a Don Federico:
Al atardecer, seréis juzgados en el amor. Y en la memoria.
"La verdadera generosidad, dijo Albert Camus, consiste en darlo todo en el presente".



Ingredientes:
  • 325gr. de panecillos de leche o brioche
  • 500ml. de leche
  • 100ml. de zumo de naranja
  • 3-4 huevos
  • 3 cdas. de azúcar
  • 1 sobre de natillas
  • ralladura de naranja
  • vainilla
  • un par de puñaditos de pepitas de chocolate o trocitos de coco (fresco o seco)
  • Jarabe de arce para remojar el pudin

Nota:
  • he puesto de 3 a 4 huevos porque a la versión de coco le añado un huevo más. Con chocolate con 3 sale genial, no se nota diferencia.
  • En lugar de usar una fuente grande, he usado dos medianas que equivalen a la grande y he repartido el pudin en dos haciendo una versión de cada.
  • Siempre, fuera de temporada, uso ralladura deshidratada. 
  • Yo uso jarabe de arce para mojar el pudin pero se puede usar un almíbar clásico.
  • La cantidad de leche cambia mucho dependiendo del gusto. Este pudin no es flanero, sino todo lo contrario, tiene una textura muy similar a un bizcocho húmedo y con consistencia. 

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 180ºC. Corta los panecillos en trocitos y los dispones en la fuente (o fuentes).
  2. en una jarra o vaso de batir, mezcla la leche con los huevos, el zumo, el azúcar, los polvos de hacer natillas, la ralladura y la vainilla. Si haces la versión de coco, te recomiendo que también añadas los trozos de coco para que se queden más integrados en el líquido. Vierte la mezcla sobre el pan. En la versión de chocolate, añade ahora las pepitas de chocolate por encima.
  3. Hornea hasta que se consuma el líquido y coja la superficie un color dorado y uniforme. Saca del horno, y aún en caliente, vierte un chorro de jarabe de arce a tu gusto y repartido uniformemente por la superficie. Deja que enfríe antes de comer.

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16 comentarios

  1. Hola preciosa! Cóom siempre apuntas directo al corazón y llegas. Muchas veces me he pillado pensando en el horror de no tener memoria, me angustio por anticipado, pues no sabemos, nunca sabremos si nos toca esa u otra suerte. En medio de todo, al pasar, lo has dicho, el pudín de tu madre, sin duda está perfecto. Besos y abrazos

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    1. Querida Pamela, qué poco la apreciamos y qué importante es. Somos memoria y sin ella nada tiene sentido así que cuando nos falte, que los chicos se encarguen de mantener los recuerdos vivos y frescos. Respecto al pudin, ambas versiones han caído rápidas y ya me han dicho que no se me olvide repetirlo la próxima semana,

      Un besazo

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  2. La memoria a mí me juega malas pasadas...Iñigo dice que no debería tener tan buena memoria....recuerdo todo y eso me hace tener rencores......en fín......tendré que mejorarlo y ser un poco más de "flower power"....qué bien lo explicas todo..Y qué receta...es como una versión Austriaca del Bread and butter pudding con chocolate....vamos mi hijo me puede hacer la ola de Mundaka si le hago esto. Por esto y otras cosas sabes que te quiero...
    Mil besos guapa...
    Marialuisa

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    1. Mi querida Pichona! así es, hay que aprender a vivir con ella. Para lo bueno es un don. Cómo recuerdas tus cosicas en el blog, el nacimeiento y la infancia de tus hijos, tus miles de fotos :-P pero para lo malo escuece y eso sí que es trabajo tuyo. Eso! a lo Flower! que te pega muchísimo...

      Mira lo que son las cosas. Los austriacos no hacen mucho este tipo de pudin. Cuajar natillas con pan o galletas es muy mediterráneo y latino así que aquí gusta a rabiar. Y a diferencia de los pudin de pan made in USA este no lleva mantequilla. De mi madre, he heredado eso de hacerlas bien cuajadas cortas de leche, la chiflaba a la muy brujilla:-) Ella las hacia en el microondas pero a mi me gusta hornearlas, quedan doradas y rebonitas.

      Un besazo

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    2. Es que a mi todo lo "mojao" me chifla....hasta le echo sopas al yogurt no te digo mas...jijiji
      Besos

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  3. Delicio pudin la verdad que me encatará hacerlo y más aún comerlo jeje, que importante es tener memória, tiene que ser un horror tener momento lucidos en los que ves que no tienes ya esa memória y es muy duro para los que están alrededor, tenemos que quedarnos con las cosas buenas y valorar lo que tenemos,besos

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    1. Hola Noe, pocas enfermedades dejan tanta decepción. No hay opción a palabras bonitas, a un abrazo a unas lágrimas... una sonrisa o un secreto desvelado a tiempo. A mi madre en sus últimos días, le desvelé el secreto de quién descolgó el armario de la cocina trepando en busca del tupper de las rosquillas.

      Un beso gordo guapa

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  4. Merhabalar, çok güzel ve leziz görünüyor. Ellerinize sağlık. Hayırlı hafta sonları.

    Saygılar.

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  5. La memoria es uno de los rasgos que más nos define como seres humanos. La memoria personal, emocional, colectiva e histórica, y sí, parece mucho más fácil correr un velo, aislarlos e ignorar muchos recuerdos, pero hay que aprender a mantenerlos con nosotros, y tenerlos siempre en cuenta. Es un tema que ha obsesionado mucho al ser humano durante siglos, sólo hay que ver las películas y libros que fantasean con historias en las que puedes contratar un servicio que te borre malos recuerdos, pero a mí eso me da mucho miedo. Olvidar es peligroso.
    Y quien ha vivido de cerca una enfermedad tan terrible como el alzheimer, creo que aprende más a valorar nuestra memoria y nuestros recuerdos. Aunque no siempre sean del todo fiables (memoria selectiva y esas cosas), nuestros recuerdos son parte esencial de nosotros. Yo soy muy nostálgica y melancólica a veces, porque los recuerdos los vivo con mucha fuerza, pero no quiero perder ni si quiera los malos.
    El tema de dejar huella en este mundo es otro tema que nos obsesiona constantemente, y así ha marcado muchas acciones de las diferentes civilizaciones a lo largo de la historia. "¿Me recordarán cuando haya muerto?" Aunque la gente modesta no nos podemos permitir tener una estatua enorme con nuestra figura en una plaza, es reconfortante pensar que aquellos que te han conocido mantendrán tu memoria viva.

    Y yo creo que las recetas que se heredan y los recuerdos de sabores y aromas es una manera estupenda de mantener vivos muchos recuerdos, como este maravilloso pudin :).

    Un abrazo

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    1. Así es Liliana. Cuantos filósofos y pensadores han dedicado páginas y páginas a la memoria. La ausencia de ella, voluntaria, transitoria o crónica es considerada enfermedad. Muchos de nuestros trastornos están relacionados con ella. Recordar y no olvidar ¿es lo mismo? el caso es que es algo que nos obsesiona. Como dices, a la gente de a pié pues con nuestras pequeñas cosas pero los grandes personajes de la historia han estado obsesionados con que su propia persona fuera recordada por los siglos de los siglos ¿cuando dejó el hombre de pintar animales en las cuevas para hacerse retratos? ¿se sabe? ya ves, inteligencia, evolución y memoria es un paquete inseparable,

      Un besazo y muchas gracias por tus reflexiones en este blog. Son magníficas y me reconfortan muchísimo:-)

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    2. Sí, tengo la sensación que tú y yo juntas podríamos pasarnos tardes enteras hablando de las amapolas :-D otro besazo

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  6. Es lo que más temo, tuve una abuela llena de vida, de fuerza y lucha y de repente un día se olvidó, no me gustaría que fuera así, me gustaría recordar, no importa el qué, si dolió o no, pero recordar, y sentir que, a mi manera, viví.
    Ojalá que un día podamos salir todos a la calle y vitorear al amor y a la alegría todos unidos como una misma raza, tú lo has dicho muy bien, ojalá.
    Por otra parte nos vendría bien compartir un poco de ese pudin de pan con chocolate, si lleva chocolate siempre acepto y además pinta muy muy bien.
    Besos princesa

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    1. Sé a lo que te refieres Caty, me pasa lo mismo. Es una necesidad de mantener el equilibrio hasta el final. Que mis hilos invisibles no se rompan hasta que deje de existir. Y sí para cuando llegue ese día, me pueda llevar conmigo el recuerdo de ese vitorear... cachis! pelearía con uñas y dientes por no dejar un mundo tan lindo. Ojalá...

      Un besazo Caty y buenos días que no te he dicho nada,

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  7. Es duro cuando alguien que quieres ya no te recuerda, pero tampoco recuerda quién es ella misma y eso es mucho más duro, y al principio hay pocas cosas que recuerda, y luego ni siquiera cómo se coge una cuchara o cómo se anda. Al principio pierde su personalidad adulta y son como niños indefensos.
    Respecto a la memoria colectiva muchas veces mñas que olvido verdadero es interesado, ganas de que las cosas caigan en el olvido. Y así nos va.
    Me quedo con el pudin que me encanta y con esas pepitas de choco ya ni te cuento.
    Besos.

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  8. Hola may ! No se como te las apañas quesiempreconsigues sacar una emocion dentro de mi. Unas veces risas,otras coml es el caso de hoy unas lagrimas. Vaa hacer dos años que fallecio mi madre y no hay ni un solo dia qje no la recuerde y ni me imagino dejar de hacerlo.ella murio lucida y mi homenaje para ella es recordarla hasta mis ultimos momentos como la precios madre que fue. Eres genial.como me ha emocionado ver a esa pequeñaja colgada del armario y contandoselo a su madre mucho tiempo despues. Un beso y sigue deleitandonos con tus recetas (no me pierdo ningunA) y con tus bellas o divertidas historias

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