Dip de calabacín, tomate y queso quark sin más chupopteradas
Afortunadamente, no soy la única perversa de las letras en este barrio. Al hilo de los afectos que destapamos la semana pasada con un pastel de calabacín y albóndigas, he pasado estos días hablando mucho del cariño. Si no has leído el post, te cuento que todo comenzó con el recuerdo de un vídeo sobre la autoestima que una marca cosmética incluyó en su campaña a favor de la belleza "real" femenina, es decir, belleza de carne, hueso, michelines y barriguitas, una causa preciosa para concienciarnos de lo bellas que somos y no de lo bellas que nos gustaría ser. Y sin quererlo, todas las charlas que he tenido sobre el tema -con mujeres- han terminado siempre mirándonos para dentro, repasando de arriba abajo nuestro alma, nuestro corazón y nuestra conciencia. Fíjate, con lo coquetas que somos, siempre con un ojo puesto en los escaparates del centro comercial y el otro en las fajitas reduce lorcitas para dar el pego. Con la pestaña pintada por un lado y con el teléfono de la peluquería por el otro para mantener a raya las greñas –de la cabeza y de las pantorrillas-. Tan coquetonas madre mía, pero cuando hablamos de autoestima el mono-tema son los afectos.
Y casi siempre, después de airear los ánimos, la misma conclusión: las amistades que no están dónde y cuándo tienen que estar, mejor mirarlas de lejos. La eterna cuenta pendiente de aprender a diferenciar amistad de conocidos. Y esto, que nadie nos traigamos a engaño, es matemática pura. Necesitamos de la amistad como del beber. La chicha nos pide contacto humano, necesidad pura de relatar lo cotidiano donde, además y siempre de reventa, se dejan caer consejos y pareceres que nos vienen de perlas para resolver los rotos diarios ya sean domésticos o asalvajados que se nos van poniendo por delante. En resumen, necesidad de contar y de que nos cuenten. Y ése charla que charla -que nadie lo tome por verborrea a secas- es afecto puro. Amistad, apoyo, seguridad. Porque seamos sinceros, hablar de estas cosas con un hombre no funciona. Ya te he contado en alguna ocasión que Günter es de esos tipos con su lado femenino muy alerta. Suele pillar al vuelo esas cosillas sutiles requetefemeninas pero aun así, cuando discutimos algún tema emocional siempre terminamos igual, él contando hechos y yo afectos y percepciones. Materia tangible para los hombres, aire instintivo para las mujeres.
Y si no podemos contar con ellos para poner orden emocional, es de escuadra y cartabón entender que cuando el comadreo se desajusta nos sintamos perdidas y descarajadas –la palabra no existe, pero fijo que me entiendes- porque nuestro esquema de cosas mundanas se sostiene en ellas y no en ellos. En fin, que no tiene sentido que te cuente de qué va la amistad porque tenemos este disco muy rayado. El caso es que en una semana comenzamos hablando de autoestima, nos centramos en el mundo de cascarón para adentro hablando de cariños y necesidades afectivas, tocamos el inestable mundo de las amistades y terminamos –no te lo pierdas- hablando de hormonas. De cómo nos tienen, para arriba, para abajo y en ciclos tan cortos que siempre nos pilla algún tropezón en proceso de empacho o carencia hormonal… en fin, que visto así tiene su mérito y me veo obligada en insistir a los varones por favor caballeros, no se ofusquen en entendernos que ni pueden ni deben remover ciertas aguas. Confórmense con escucharnos que ya es bastante. Y a las féminas, chicas, seamos más comprensivas con las demás que ellas también tienen hormonas y descarajales, que ciertos infantilismos se retuercen de puro sin querer con una menstruación de por medio o por la ausencia de la susodicha… pero, insisto, en cualquier caso amigas a medias, fuera. Que recobren el título de conocidas y que se manifiesten de pascuas a ramos, que pa’qué queremos más.
Y una vez más, abandoné el hilo de mi historia en la primera línea y sin ningún pudor. Como te empecé a contar, no soy la única en fase hormonal complicada que se retuerce el poco conocimiento que conserva en la sesera en buscar palabrejas por la RAE. Esta misma mañana me han mandado, a la par de otras confesiones e intimidades que no voy a relatar, dos definiciones. La primera amistad, la cual ya se conoce en este blog –la analizamos junto a este pastel- y la otra me ha dejado loca porque ni en mis más kafkianos sueños habría reparado en ella: chupóptero. Genial, precisa y concisa. Me encanta. En décimas de segundo mi mente me ha mostrado un mosquito, parásitos varios tipo garrapatas, sanguijuelas, chupasangres, vampirillos y hasta a Drácula... Pues para mi sorpresa un chupóptero según la RAE no es un bicho sino una persona. Caray con la Academia qué poco discreta y qué desposeída de mano izquierda. Hasta hoy yo hubiera jurado que la connotación humana era pura metáfora chisposa pero a las pruebas me remito que no, que un chupóptero es simplemente una “persona que, sin prestar servicios efectivos, percibe uno o más sueldos” ... y punto, para de contar que no hay más punta que sacar. Me he reído y a gusto.
Como la definición me supo a poco, me fui a google, escribí chupóptero y ya me reí del todo. Por definición, un chupóptero solo puede ser o un político o un banquero, algo que brilla sin lustre alguno porque son las únicas personas del planeta que se les permite cobrar varios sueldos y salir de rositas sin que se te caiga el pelo por estafar al fisco y a la madre que parió al fisco. De ahí en adelante -incluida las ordinarieces con penes de por medio- son meras asociaciones figurativas que -ya sea por obra y gracia del sentido común o simple carnaza de psiquiatra- hacemos para expresar ciertos abusos físicos, metafísicos o esféricos, de esos que los mires por donde los mires son a todas luces, chupopteradas. Y pare usted de contar.
Y casi siempre, después de airear los ánimos, la misma conclusión: las amistades que no están dónde y cuándo tienen que estar, mejor mirarlas de lejos. La eterna cuenta pendiente de aprender a diferenciar amistad de conocidos. Y esto, que nadie nos traigamos a engaño, es matemática pura. Necesitamos de la amistad como del beber. La chicha nos pide contacto humano, necesidad pura de relatar lo cotidiano donde, además y siempre de reventa, se dejan caer consejos y pareceres que nos vienen de perlas para resolver los rotos diarios ya sean domésticos o asalvajados que se nos van poniendo por delante. En resumen, necesidad de contar y de que nos cuenten. Y ése charla que charla -que nadie lo tome por verborrea a secas- es afecto puro. Amistad, apoyo, seguridad. Porque seamos sinceros, hablar de estas cosas con un hombre no funciona. Ya te he contado en alguna ocasión que Günter es de esos tipos con su lado femenino muy alerta. Suele pillar al vuelo esas cosillas sutiles requetefemeninas pero aun así, cuando discutimos algún tema emocional siempre terminamos igual, él contando hechos y yo afectos y percepciones. Materia tangible para los hombres, aire instintivo para las mujeres.
Y si no podemos contar con ellos para poner orden emocional, es de escuadra y cartabón entender que cuando el comadreo se desajusta nos sintamos perdidas y descarajadas –la palabra no existe, pero fijo que me entiendes- porque nuestro esquema de cosas mundanas se sostiene en ellas y no en ellos. En fin, que no tiene sentido que te cuente de qué va la amistad porque tenemos este disco muy rayado. El caso es que en una semana comenzamos hablando de autoestima, nos centramos en el mundo de cascarón para adentro hablando de cariños y necesidades afectivas, tocamos el inestable mundo de las amistades y terminamos –no te lo pierdas- hablando de hormonas. De cómo nos tienen, para arriba, para abajo y en ciclos tan cortos que siempre nos pilla algún tropezón en proceso de empacho o carencia hormonal… en fin, que visto así tiene su mérito y me veo obligada en insistir a los varones por favor caballeros, no se ofusquen en entendernos que ni pueden ni deben remover ciertas aguas. Confórmense con escucharnos que ya es bastante. Y a las féminas, chicas, seamos más comprensivas con las demás que ellas también tienen hormonas y descarajales, que ciertos infantilismos se retuercen de puro sin querer con una menstruación de por medio o por la ausencia de la susodicha… pero, insisto, en cualquier caso amigas a medias, fuera. Que recobren el título de conocidas y que se manifiesten de pascuas a ramos, que pa’qué queremos más.
Y una vez más, abandoné el hilo de mi historia en la primera línea y sin ningún pudor. Como te empecé a contar, no soy la única en fase hormonal complicada que se retuerce el poco conocimiento que conserva en la sesera en buscar palabrejas por la RAE. Esta misma mañana me han mandado, a la par de otras confesiones e intimidades que no voy a relatar, dos definiciones. La primera amistad, la cual ya se conoce en este blog –la analizamos junto a este pastel- y la otra me ha dejado loca porque ni en mis más kafkianos sueños habría reparado en ella: chupóptero. Genial, precisa y concisa. Me encanta. En décimas de segundo mi mente me ha mostrado un mosquito, parásitos varios tipo garrapatas, sanguijuelas, chupasangres, vampirillos y hasta a Drácula... Pues para mi sorpresa un chupóptero según la RAE no es un bicho sino una persona. Caray con la Academia qué poco discreta y qué desposeída de mano izquierda. Hasta hoy yo hubiera jurado que la connotación humana era pura metáfora chisposa pero a las pruebas me remito que no, que un chupóptero es simplemente una “persona que, sin prestar servicios efectivos, percibe uno o más sueldos” ... y punto, para de contar que no hay más punta que sacar. Me he reído y a gusto.
Como la definición me supo a poco, me fui a google, escribí chupóptero y ya me reí del todo. Por definición, un chupóptero solo puede ser o un político o un banquero, algo que brilla sin lustre alguno porque son las únicas personas del planeta que se les permite cobrar varios sueldos y salir de rositas sin que se te caiga el pelo por estafar al fisco y a la madre que parió al fisco. De ahí en adelante -incluida las ordinarieces con penes de por medio- son meras asociaciones figurativas que -ya sea por obra y gracia del sentido común o simple carnaza de psiquiatra- hacemos para expresar ciertos abusos físicos, metafísicos o esféricos, de esos que los mires por donde los mires son a todas luces, chupopteradas. Y pare usted de contar.
chupóptero, ra 1. adj. despect. coloq. Dicho de una persona: Que, sin prestar servicios efectivos, percibe uno o más sueldos. U. t. c. s. 2. adj. despect. coloq. Dicho de una persona: Que se aprovecha de otras. U. t. c. s.
Pues ya solo me queda explicarte que esta receta es facilona a rabiar. Rica? uf, me quedo corta. Cómo algo tan fácil y tan sano pude estar tan rico, es otro de los misterios sin resolver. Esta receta invita a los ladronzuelos -que no chupópteros- a picar a gusto y sin medida. Cuando consigues que un pequeñajo disfrute untando verdura en un pan eso significa que lo estás haciendo bien:-) La receta la vi hace meses por la red, no regresé a ella porque no necesita de medidas exactas y concretas. La cosa es que ya no la encuentro. Si doy con ella, reabro la entrada y te añado link para que tengas más referencias de lo bien que funciona.
Ingredientes: (Basada en ésta versión)
Nota:
Preparación:
- 275gr. de calabacín parcialmente con cáscara y troceado en fino
- 200gr. de tomate natural (no de lata) triturado. Viene a ser 1 ó 2 tomates dependiendo del tamaño
- 1 ó 2 dientes de ajo, dependiendo del tamaño
- 250gr. de queso quark
- Un chorrito de aceite de oliva
- Sal y pimienta a gusto
- Un manojito de hierbas frescas (albahaca, cebollino, perejil)
Nota:
- Esta receta siempre la he hecho a ojo de buen cubero y siempre sale rica. Hoy tomé las medidas para que te orientes pero cuando me ha venido bien le he puesto más calabacín y cuando no menos. Lo que si intento es que la proporción de calabacín y tomate vaya a la par, más calabacín que tomate por norma.
- La cantidad de ajo y de hierbas va a gustos. Las hierbas siempre frescas, secas cambian el sabor. Yo uso unas hojas de albahaca y cebollino pero con perejil seguro que está delicioso.
- Ya sabes que para que no se deshidrate mucho el calabacín es bueno dejarle con su cáscara que además de color le añade sabor y en esta receta es muy importante que no suelte nada de líquido para que no moje el queso y coja bien la textura.
- Saltea a fuego medio y sin tapar el tomate y el ajo con un poquito de aceite de oliva hasta que reduzca el líquido.
- Añade el calabacín, las hierbas y sala a tu gusto. Sigue rehogando a fuego medio y sin tapar hasta que no suelte líquidos y el calabacín se cocine (el calabacín cambia ligeramente de color).
- Deja que temple la verdura antes de mezclarla con el queso quark. Rectifica de sal y pimienta a tu gusto y deja que coja cuerpo y sabor en el frigorífico durante 3-4 horas como mínimo.
Siempre me haces reír con tus entradas! Anda que no he buscado yo pala rejas en la rae y me sorprendido de lo que he encontrado. De chupocteros por desgracias muchos en estos tiempos que le vamos hacer y de todos los tipos no sólo los que aparecen en la rae. La receta estupenda y sencilla, me gusta mucho y creo que me va a salvar más de una cena gracias
ResponderEliminarUn abrazo
:-D sí Diana, jajajaja! muchos pero mira que cuioso, personas. A las claras son todos personas, el resto de bichos son fiuradamente jajajaja, ahí queda. Y sí, este dip es salva cenas, sale bastante cantidad y se guarda muy bien durante varios días. Ya lo he hecho varias veces en casa y quién lo ha probado, no se iba sin pedirme la receta. Un besazo
EliminarPD: cómo me gusta que las perversas de las palabrejas seamos tantas :-)
No conocía tu blog!!, pero me quedo. Me ha encantado la entrada y la receta , la hago ya mismo. Tiene que estar deliciosa y encima sencilla, más no se puede pedir.
ResponderEliminarUn beso y feliz día
Muchas gracias Carmen por la visita y bienvenida :-) un besazo
EliminarQué bueno Maite!! Cuando he leído chupópteros de momento he pensado en bichos,jamás pensé que se refiriera a personas. Tendrían que estar en vía de extinción.pero no,pululan por todos lados y en manadas!!
ResponderEliminarLa receta me encanta,no voy a tardar nada en hacerla,se ve de lujo.
Un abrazo mi querida Maite,y que tengas un feliz día. 😘😘
Hola Carmen, cómo estás querída mía? mejorcilla? cuando veo que desapareces de FB y no veo tus flores cada mañana.. ainsss me preocupo... un besazo y ánimo!
EliminarEso es Carmen, mal está que no se extingan pero encima los tenemos a puña'os por todas partes y dentro de nada se podrán hacer hasta Masters . Qué pesadilla!
Un besazo
Buenísimo Maite, la receta, la preparo hoy...solo me falta las hierbas frescas y lo voy a solucionar en un rato, jejej
ResponderEliminarY respecto al tema que tratas, me encanta como lo cuentas, cierto como la vida misma....y en cuanto a los chupoteros, te has dejado un grupo muy interesante de personas que son puramente chupoteros, y ahora están muy de moda....los que nos copian el contenido de los blogs y lo utilizan para lucrarse...ya sean foto, textos, o como algunos, contenido enterito...jejej
Un besito!
Ana, guapa! no me digas que también con los blogs? algo he leido de plagios en cursos de fotografia... sí, la cosa anda revuelta pero la verdad es que como dice Carmen, en lugar de estar en vías de extinción están al alza y es que jamás van a falta caraduras, esa es nuestrac cruz :-D jajajajaja Un besazo y lo del chupo, me gusta, más propia :-P
EliminarUy, he escrito mal la palabra chupoptero....bueno, pues he creado una nueva, jejeje
ResponderEliminarUn besito!
Eres genial, Mai, jaja....Un besazo
ResponderEliminarOtro para ti, guapísima!
EliminarBuenooo,pues ahí voy,temporadas mejor temporadas peor.Ahora la neuralgia mejor,me han cambiado el tratamiento.
ResponderEliminarGracias por preocuparte preciosa,muchos muchos besos.
Me alegro que mejor. Un besazo Carmen!
EliminarMenuda idea para Dipear y de una forma mucho más sana!!! Me encantan! Tomo nota! Besos
ResponderEliminarBuenos días Elena! muchas gracias:-) un besazo
EliminarYo también crei que eran bichos jaja más bien como mosquitos jaja, la entrada me ha gustado mucho pero el dip me ha fascinado jeje, tiene que estar mmm de rechupete, lo tengo que probar,besitos
ResponderEliminarjajajaja! verdad? pues mira, ya sabemos que no, que un chupóptero es humano a rabiar :-D un besazo y buenos días!
EliminarTu chupópteros...yo aspiradoras tengo.....la rapidez con la que desaparecen las cosas en mi casa es increíble....espera espera a que Lucas crezca y en vez de media barra se te coma la barra entera.....los chicos comen muchoooooo.....Me encantan tus entradas y este dip es de luxe........me lo voy a quedar para picoteo en mi próxima cena......seguro que tiene exito...te lo diré..
ResponderEliminarMIL BESOS GUAPA
Marialuisa
:-D Buenos días Pichona! ya sé, no te olvides que tengo uno de 28 por el mundo que no veas como traga la criatura :-D un besazo!
EliminarMaite, como siempre me he leído toda tu entrada, me encanta leerte y lo más asombroso es que alucino como escribes jejeje, cambias de tema, vuelves a cambiar y luego recuperas el hilo de lo que venias hablando.
ResponderEliminarDe amigos y amistades mejor no hablo, lo que si es cierto es que últimamente empleamos la palabra amigos muy alegremente y de las hormonas mejor me callo.
Y como siempre al final de tu entrada, viene la receta, esta me la guardo, en casa seguro que nos encanta.
Un besazo
Mercedes! ay ya yaiii, para que veas:-P tú optas por callarte y yo me deslengüo Ay madre mía! pero así son las cosas, y para que los chupópteros no nos caigan amargos nada mejor que una receta sencillita y cargada de sabor. Aprovechemos que son dos días :-)
EliminarUn besazo
Niña Mai! Qué me has hecho reir y no podía creer lo de los chupópteros, que no quiero cruzarme con ninguno, que me dan náuseas, muchas más que un real bicho asqueroso. La receta deliciosa y no importa que no sea tal y cual la viste, estoy segura que así es perfecta! Besos
ResponderEliminarQuerida Pamela, estoy contigo. Me gusta tener siempre alguna arañita en casa que me la mantenga limpia de mosquitos. Hormigas en casa nunca las hemos tenido pero en el jardín tenemos un truco para llevarnos un hormiguero sin montar un holocausto... en fin, que vivir con bichitos no me es nada molesto pero fuera bichejos humanos que a esos ya no ls tengo paciencia... quita-quita.
EliminarLa receta original la encontré y ya le puse enlace. Siempre es bueno tener más de una referencia y sobre todo en estas recetas que no son de medidas sino de proporciones,
Un besazo
Jajajaaa, eres tremenda, siempre me arrancas una sonrisa!!! Te debía una visita o varias que ya perdí la cuenta xdddd, estoy por venir hace semanas y como siempre tan contenta que me voy!!!
ResponderEliminarChupópteros hay muchos y yo siempre los he relacionado con personas, también con sangüijuelas, que es otra palabra que me encanta, porque cuando se trata de insectos siempre los llamo parásitos, que también le va perfecta a determinadas personas, o sea que al final cualquiera de ellas se puede asociar a tod@s es@s que no haciendo nada se aprovechan o viven a costa de los demás!!
En cuanto al sentir de una mujer, qué difícil hacérselo comprender a un hombre, son tantos matices que terminaría agotada de intentar explicarlo, así que me conformo con que escuche, pero también es tan difícil escuchar, deberían dar clases obligatorias desde la infancia, aunque hay días que no me aguanto ni yo, así que imagino lo que pensará el resto!!!
Este dip no lo podré disfrutar por el queso, pero me llevo la impresión de que es algo muy apetitoso por la pinta que tiene y me transmite calor de hogar y si el enano lo come tan ricamente mejor que mejor!!
Besos hermosa!!!
Hola Teresa, imposible hacerselo saber e imposible que nosotras comprendamos que sean tan troncos ante la sutileza de las emociones. y claro, lo de escuchar es una cuenta pendiente que tenemos todos y que como dices, nos tendrían que enseñar desde la infancia, porque es algo que va a determinar nuestra vida. Mira si es importante y el poco caso que le hacemos.
EliminarOtro besazo,