Kuglof húngraro y el sueño de Anne

Me llamo Otto y el destino quiso que fuera yo el único sobreviviente de los ocho que vivimos escondidos en la achterhuis de la calle Prinsengracht. Mi querida Edith y mis niñas -Anne y Margot- no lograron resistir. Nada más llegar a Auschwitz la mitad del grupo fue conducido directamente a los hornos. En ese momento, creí que dios aún no nos había abandonado. Milagrosamente, todos estábamos seleccionados para ser conducidos a los campos de trabajo. Recé. Dios mío, cuánto recé. Cada día y cada noche pidiendo que resistieran. Le pedí ciento de veces a dios que les reservara un destino mejor que el que nos tocó vivir a los varones. Con los rusos a punto de entrar en Auschwitz, los que no estábamos en condiciones de caminar, fuimos abandonados a nuestra suerte. El pobre Peter, desgraciadamente, aun se mantenía en pie y fue evacuado a marchas forzadas, sin alimento ni abrigo a Mauthausen en Austria. El pobre muchacho murió 3 días antes de la liberalización del campo.

Salimos de Alemania el mismo año que Hitler tomó el poder. Todos éramos conscientes de lo que implicaba el triunfo nazi así que acepté sin más dilaciones el ofrecimiento de mi compañía para montar una franquicia en Holanda. Aunque Opekta no era afín al nacionalsocialismo, toda Alemania estaba al corriente de la existencia de un plan firme para tomar medidas drásticas contra las empresas que emplearan judíos. No tenía sentido demorar nuestra marcha y en cuanto encontré una casa donde alojarnos, Edith y las niñas se trasladaron a Ámsterdam conmigo. A pesar de que nuestra vida y negocios mejoraban cada día, las noticias que nos llegaban desde Alemania nos mantenían en un estado de angustia constante. La fiebre antisemita era imparable. Habíamos conservado la esperanza de que la sensatez y la humanidad se impusieran en nuestra tierra natal así como habíamos esperando que la comunidad internacional presionara al régimen nazi a rectificar las leyes de Nuremberg. 

El banco familiar regentado por mi padre fue expropiado así como todos nuestros bienes. Familiares y amigos fueron confinados en guetos en condiciones infrahumanas. Supimos que los judíos de ascendencia polaca fueron expulsados y conducidos a la frontera para su repatriación. Polonia no les abrió el paso. Tras ser tratados como desechos, sin comida y sin refugio, habiendo padecido todo tipo de indecencias inmisericordes, Alemania se vio obligada a recogerlos y los confinó en campos de trabajo que para entonces, ya estaban saturados. Y aunque ya no se contaba con infraestructuras que dieran alojo a tanta gente, aún así, Hitler dijo que en caso de guerra mundial, perseguiría a todos los judíos en Europa.

Todos sabíamos. Todos. Dentro y fuera de Alemania y los que lo niegan mienten. Hitler no se ocultó jamás. El castigo y las sanciones impuestas a los judíos eran para el partido nazi legítimas. No tenía sentido ocultar lo que todos vitoreaban: "Justicia. Que paguen por las penurias que nos han causado". Muchos de nuestros amigos quedaron atrapados sin poder salir de Alemania. Los pasaportes fueron retirados y conseguir documentos falsos y visados para viajar fuera de Europa era casi imposible. Sabíamos por tanto, que no teníamos escapatoria y nos agarramos a la esperanza de que Holanda permaneciera imparcial. Aun así y con la inestimable ayuda de mis socios, Kugler y Kleiman, tomamos medidas de protección. Me convertí en asociado a la sombra sin que mi nombre ni mi firma aparecieran en documento alguno. Construimos en la achterhuis de nuestras oficinas un refugio secreto preparado para que nos permitiera ocultarnos por un largo periodo en caso de ser necesario.

Para nuestra desgracia, Holanda cayó bajo el dominio alemán. Las leyes antisemitistas no se hicieron esperar. Nos cosieron la estrella de David en nuestras ropas y se prohibió que las niñas acudieran a la escuela. El 5 de julio de 1942 recibimos una llamada donde se nos comunicaba que nuestra hija Margot debía presentarse a las autoridades para su deportación a un campo de trabajo. Llegó el momento de fingir nuestra huida. 
Pusimos la casa patas arriba para que pareciera que nos habíamos marchado con prisa. El camino desde casa a las oficinas de Prinsengracht se hizo tremendamente duro. Los judíos no podíamos portar maletas así que teníamos que caminar ocultándonos a cada momento. Pero lo conseguimos. No solo llegar sino sobrevivir en el anexo secreto con la ayuda de mis socios así como la inestimable ayuda de Miep y Bep que consiguieron abastecernos durante dos largos años de confinamiento absoluto. No solo a nosotros. La familia Van Pels y Fritz Pfeffer se unieron en nuestro encierro. La convivencia resultó durísima pero claro, pruebe usted mismo a encerrarse en casa con toda su familia durante una tormenta de varios días y dígame si hay nervios que los que resistan.

Para mi pequeña Anne, escribir su diario fue la única forma de evitar la locura ya que, al igual que su madre, llevaban mal y con impaciencia la vida recluida. Si usted también tiene adolescentes en casa, sabrá lo difícil que resulta tenerlos ociosos sin ningún tipo de entretenimiento. Habíamos escuchado un llamamiento radiofónico del Ministro de educación en el exilio donde instaba a los ciudadanos a escribir sus penurias y sufrimientos en la promesa que una vez liberado el país, haría imprimir y publicar dichos escritos. Mi niña no pudo contener la emoción de ver cumplido su sueño de ser escritora. Lo que empezó con la ilusión de alcanzar su máximo sueño terminó siendo la tabla que la mantuvo a flote.

El 4 de agosto de 1944 Karl Silberbauer era el Oberscharführer de guardia. Se le mandó investigar una denuncia que decía que había judíos ocultos en Prinsengracht 263. Una denuncia más de las muchas que ya habían llevado a cabo. En los informes ni siquiera se documentaba el nombre del informador. Era lo de menos. Casi siempre, gente necia de poco fondo espiritual y escasa reflexión quienes se sentían halagados de que un personaje de alto estatus posara los ojos y sus atenciones en su persona. Normalmente, no había grandes recompensas ni meritorios. Con ser colmados de atenciones durante unos minutos, bastaba. Repartidores y surtidores de víveres, leña, porteros o conserjes... gente que ni un solo detalle cotidiano se les pasaba por alto. 

La repartidora de leche y pan reconoció años después que siempre le pareció extraño que se entregara tantos pedidos en esa dirección y que de cada vez, una voz femenina al otro lado le realizaba el siguiente pedido sin abrir jamás la puerta. No se pudo probar quién fue nuestro delator pero, ¿en serio puede eso importar? ¿acaso un repartidor de pan o un vigilante nocturno de almacén pueden ser los responsables de la muerte de mi esposa y de mis hijas? ¿pueden ellos ser los causantes de la muerte de tantos millones de deportados?

Cuando fui liberado, regresé a Ámsterdam en busca de mis hijas. Ya había sido informado de que mi esposa había fallecido de inanición pero conservaba la esperanza de localizar a las niñas con vida ya que fueron trasladas de Auschwitz al campo de Bergen-Belsen. La Cruz Roja me confirmó la muerte de ambas. La mayor primero, la pequeña pocos días después. Supe por Nanette, una amiga de Anne, que mi niña era ya un esqueleto cuando se la encontró. Que iba desnuda y envuelta en una manta porque sus ropas estaban llenas de piojos. Que tenía restos de la sarna que la mortificó a la llegada al campo y que toda su preocupación era el estado de salud de su hermana, mi querida Margot, que ya no era capaz de abandonar el camastro. Margot cayó de su litera y murió en la caída. Anne días después. Conociendo a mi pequeña, sé que murió de soledad.

Una vez más, Miep me salvó la vida. A mi regreso a Holanda me entregó los papeles y el dinero que pudo rescatar del achterhuis al día siguiente de nuestra detención. No se paró a leer nada, simplemente los ocultó con la esperanza de poder devolvérnoslos. Si los hubiera leído, se hubiera dado cuenta que el diario de Anne estaba entre los documentos y que de haber caído en manos de la Gestapo le hubiera costado la vida. El Oberscharführer Silberbauer, mandó detener solo a dos de los cinco que nos ayudaron en nuestro escondite. Mis queridos Kugler y Kleiman fueron apresados y conducidos a un campo de concentración. Sobrevivieron gracias a dios. Meip, su marido y Bep no se vieron involucrados.
Publicar el diario de Anne se convirtió en mi único motivo para vivir. He sido un padre incapaz de proteger a su familia. No pude salvarles la vida. Solo ha estado en mi mano cumplir el sueño de Anne.

Me he vuelto a casar. Me reencontré con Fritzi, quién también había perdido a su hijo y su esposo. Ella y su hija Eva han traído a mi vida mucho consuelo. Eva se ha convertido en activista y lucha para que el mundo conozca la historia del Holocausto. Fritzi es un pilar irremplazable en mi trabajo de extender el diario de Anne por todo el mundo. Recibimos cientos de cartas que contestamos personalmente y son muchas las ocasiones en las que hemos mantenido varios cruces de cartas con lectores que, sobre todo los jóvenes,  me preguntan una y otra vez cómo han podido ocurrir estos hechos tan monstruosos. Yo les contesto lo mejor que puedo, y al final de mis cartas suelo ponerles: "Espero que el libro de Ana pueda inspirarte cuando seas mayor, para que en tu entorno puedas luchar, en la medida de lo posible, por la paz y el acercamiento entre los hombres".

Porque el Holocausto fue cosa de todos. Cada persona debe luchar por el respeto a una vida digna dentro de sus posibilidades pero jamás deberíamos participar del proceso de exclusión. Unos con silencios, otros mirando para otro lado y otros abrazando sentimientos nacionalistas malentendidos que llevaron a la sociedad europea a sumergirse en un estado asocial tan profundo que dejó el camino libre a los intransigentes. Tolerancia, respeto y derechos humanos: la gran cuenta pendiente que la humanidad se debe a sí misma. 

Créame cuando le digo que no hay noche, que al cerrar los ojos, vuelva a escuchar los frenos de aquel tren al detenerse en el andén. Las puertas que se abren y esos reflectores que nos cegaban los ojos. ¡Bajen! ¡vamos, bajen rápido! No eran soldados, eran prisioneros del propio campo. Los soldados, con perros y látigos custodiaban el camino. Los hombres a un lado, las mujeres al otro, gritaban por todas partes. Por un momento las perdí de vista. Consigo ver a Margot que me busca con la mirada. Anne se abraza a su madre quien intenta tranquilizarla. Margot me mira a los ojos... jamás en mi vida olvidaré la mirada de Margot.

Este año, se cumple el 75 aniversario del comienzo de la 2ª Gran Guerra. De aquellos hechos, lo que menos importa son las batallas, retaguardias y contiendas. Jamás debemos olvidar aunque volver a mirar la atrocidad duela tanto. Anne Frank a través de su diario se convirtió en el alma de millones de víctimas. El sueño de Anne, que ni ella misma supo de la transcendencia emocional y humana que nos dejó en cada letra.

Esta es mi segunda aportación a lo que ya te adelanté, a que iba a investigar las distintas versiones de Gugelhupf  tradicional que hay en Europa. Intencionadamente, no he querido traer ninguno relacionado con los hechos que cuento en esta entrada porque no deseo que ninguna preparación se asocie a la barbarie. Her Hupf en Hungría se llama kuglof, y después de vagar por varios foros de recetas húngaros creo que esta versión es la que más se acerca a la preparación clásica. Los ingredientes son los mismos pero procesados de diferente manera.


Ingredientes:
  • 500gr. de harina repostera
  • 1 sobre de levadura panadera
  • 260 ml. de leche
  • huevo grande
  • 110gr. de azúcar (lo hice con 80gr. y quedó algo insípido, nada que un poco más azúcar no repare)
  • 1 cdta. de azúcar con vainilla molida
  • una pizca de sal
  • 60 gr.  de mantequilla
  • 1 puñado de pasas sultanas a gusto (no las elimines del todo ni las reemplaces por pepitas de chocolate. Si no te gustan pon menos)
  • 2 cdas. de cacao puro en polvo

Preparación:
  1. Calienta ligeramente la leche. Añade la mantequilla y espera a que se derrita. Entonces le añades el huevo y la levadura y lo bates bien hasta que esté todo bien diluido. 
  2. En un bol grande pon el harina, el azúcar, la sal y la vainilla y añade la mezcla líquida. Bate con una cuchara hasta que esté más o menos todo ligado.Deja reposar unos 10 minutos para que la harina absorba bien los líquidos. 
  3. Engrasa ligeramente tus manos y la encimera y transfiere la masa. La trabajas un poco hasta que esté lisa. La separas en dos mitades iguales y una la mezclas con las pasas y la otra con el cacao. La mitad que mezclas con el cacao se va a secar un poco. Es importante que te vayas mojando las manos en agua templada a medida que amasas hasta integrar bien el cacao. Cuando tengas la masa bien mezclada, vuelve a humedecer bien la masa de cacao a la que la dejas reposar. El cacao absorbe muchos líquidos y esta es la única manera de evitar que se seque demasiado. Haces una bola con cada mitad y las dejas levar una hora tapadas con film de plástico o un paño húmedo (humedecido en agua caliente).
  4. Mientras, engrasa el molde y lo enharinas ligeramente. Cuando la masa esté levada, haces un rulo con cada mitad y lo trenzas como puedes ver en la foto. Cuida que el largo de los rulos coincida con el diámetro del molde. Ningún cálculo matemático, solo tenlo en cuenta. Pasas la trenza al molde y escondes los extremos hacia abajo. Deja que leve de nuevo como 1/2 hora más o menos. 
  5. Paralelamente, habrás precalentado el horno a 190ºC. Horneas hasta que veas que tiene un color ligeramente dorado. Los moldes de rosca suelen ser muy seguros a la hora de hornear y nunca se me quedó cruda una masa. Dar un tiempo no me atrevo por lo de siempre, cada horno es un mundo pero me aventuro a decir que menos de 20 minutos nunca y más de 3/4 de hora tampoco. Mi horno necesita 1/2 hora y si veo que se acelera suelo bajar el calor a 180 o 170ºC.


3 días después...
El kuglof húngaro en molde alargado para pan o plumcake. Lo ha hecho hoy mismo Herin, querida lectora inicialmente y a estas alturas de blog, entrañable amiga. Ni idea de si nuestra relación comenzó por las recetas, las palabras o la huerta. Lo cierto es que hay cosas que saben a gloria y que hay masas que nos unen. Muchas gracias guapisísima :-)

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16 comentarios

  1. Qué importante es recordar, no olvidar nunca lo que pasó, y sobre todo, no olvidar el lado más humano de horror que fue el Holocausto y la IIGM. Que no se convierta en un capítulo más en los libros de Historia. Y que el relato de Anne siga escuchándose.

    Impresionante el aspecto del Kuglof húngaro, con una miga preciosa.

    Un abrazo

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    1. Buenos días Liliana,

      Lamentablemente, ya es un capitulo más porque los genocidios están a la orden del día y todos miramos sin inmutarnos y muy pocas vecs y normalmente tarde, la comunidad internacional ofrece ayuda...

      Soy de las personas que creo que el proceso asocial y nacionalista insolidario está en marcha. Son muchos frentes los que se están abriendo en este particular con atentados, muertes, crisis económica, prensa que no cuestiona, que no investiga, que acepta sin más, recorte de libertades y detenciones ilegales bajo el eslogán "posibles terroristas"...

      Han cambiado los actores pero los personajes y el escenario se repite. Te recomiendo un par de libros. Una Princesa en Berlín de Arthur Solmssen, una obra que recrea los acontecimientos previos que abrieron el camino a Hitler. Y El falsificador de pasaportes de Cioma Schönhaus, un relato autobiográfico de como un crío, osado como solo un adolescente puede ser, se burló del sistema alemán y cuando estuvo contra la pared inició una huida a Suiza en bicicleta... asombroso y muy conmovedor..

      Un besazo

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  2. Querida MAI, una vez más me falta el aire al leerte, mi corazón se oprime.
    Una historia tristísima.
    Desgraciadamente esta enfermedad de poder no cambió a pesar de tantos ejemplos, existe genocidio con caras pintadas de otros colores pero no veo que la gente se de cuenta, será que nos estamos mal acostumbrando a ello?
    Una historia que me desconcierta y cada día me da la gota de amargura.
    Tu kuglof te quedó alucinante, me encantaría un trozo para endulzar la angustia.
    Besotes!!!!
    No dejes nunca de escribir!!!

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    1. Vicky! Ay Vicky! como dices, las mismas caras pintadas de otros colores... por eso creo que este es el único homenaje posible: no olvidar. No olvidar. Voy a volver a leer el diario, sí, he estado tentada varias veces pero siempre me pregunto si el ánimo me va a acompañar... mi ánimo no debe de contar, solo eso: no olvidar.

      Ví el otro día un documental en la tele muy bueno, de la guerra vista por los niños de entonces, octogenarios hoy. Entrevistaron a la biográfa de Anne y no puede resistir coger el libro y echarle un vistazo... ay cuanto sufrieron! cuanto! niños de distintas ciudades y nacionalidades que no entendían nada de lo que estaba pasando....

      Sí, un trozo del bollito y un té (o mate) para templar las tripillas y el ánimo... un besazo guapa mía!

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  3. Por desgracia sigue existiendo la barbarie, quizá no a ese nivel pero porque no pueden quienes lo quieren. Este mundo está lleno de cosas bonitas y gente buena, pero también de cosas horribles y maldad. Es cosa nuestra posicionarnos y actuar en consecuencia.
    Y ahora me llevo un trocín y la receta, que es de las que se antoja.
    Besos.

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    1. Buenos días Marhya,

      Así es, un mundo lleno de bondad y maldad. La cosa, es el comportamiento. El lado malvado está siempre activo, chinchando, alentando y actuando. El lado bondadoso suele dejar pasar, reflexionar, ver que pasa y siempre con moderación. Hitler ganó las elecciones del 33 porque se había cargado -textualmente- a sus opositores. La maldad no tiene escrúpulos y la bonda sí, jamás desoye a la conciencia... lamentable pero cierto.

      Un besazo

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  4. No he podido leer hasta llegar a como haces lo que llamamos Bunt o como le de la gana. Tuve que salirme de la casa de Anna en Holanda, me dio una opresión que me fue imposible seguir. Solo recuerdo un cuadro en el que se veía una niña asomada a una ventana. Cuanta angustia, solo de pensarlo ..... la misma que tuve cuando fui al cementerio judío de Praga y mira que allí se respira paz y sosiego, pero a mi se me vienen imágenes a la cabeza ¡¡¡ ufffff¡¡¡ que fuerte. Solo pensar en el sufrimiento .... leí el niño con el pijama a rayas, no vi la película ... Mai, hay que olvidar para seguir caminando, el pueblo judío lo tiene muy presente en todas sus manifestaciones.
    Mira por un lado se que para no volver a caer hay que recordar, pero por otra la experiencia me dice que las nuevas generaciones por mas que se lo recuerdes, para lo que les sirve es para que nazca venganza en ellos.Nadie escarmienta en cabeza ajena y por mas que le digas que no haga eso un niño hasta que no se quema no entiende que no hay que volver a poner la mano en el fuego.
    Creo que recordar no es malo, ser fiel a tus tradiciones tampoco, pero ... mira ¡¡¡estoy hecha un lío ¡¡¡¡¡¡ con que si, con que no...... y esto de que esta todo inventado que verdad es.
    Te hablo del bunt, bizcocho ...como le den la gana llamarlo. Imagino que los hupf gugelhupf o como se escriba en ese idioma tan sencillo que tienes a bien hablar y leer, comenzaría como unos panes enriquecidos, igual que es el brioche francés que también utiliza levadura de panadero en lugar de la química.
    A mi me maravillas cada vez que sales con algo nuevo, eres una mujer que me encanta, siempre con ganas de investigar, ver hacer nuevas cosas, con ese arrojo que te caracteriza ...yo a ratos, últimamente y deben de ser los años, mas acomodada a "lo que venga". aunque cuando me da la "vena Mai" (como dice Hermy) me como a pavia. Y también tenemos una muletilla " No hagas mala sangre"( como dice tu amiga Mai .....)
    Mi consuegro ( que fuerte suena) me ha dado una receta muy alemana que me sorprendió su elaboración, el dice que lo hacia su madre y su abuela y es fiel a sus tradiciones, aquí en España, en Pascua hasta tinto los huevos para hacer su Brunch particular, con un bunt, y muchas cosas mas. Creo que lo importante es no peder nuestras raíces, saber de donde venimos y sobretodo intentar tener claro a donde vamos.
    Mai no sigo porque sera otro post.
    Muchos besos desde la calurosa Almeria, acordándome siempre de vosotros y deseando pasar un dia de nuevo juntos. pesos para los3.......

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    1. Buenos días Lola mía de mi alma y de corazón! no me digas que tengo coletilla en tu casa! me encantaaaa! ains cuanto te echo de menos...

      Y sí, se a lo que te refieres con ese conflicto. Lo tengo con demasiada frecuencia. A veces desconecto completamente del mundo exterior para poder digerir porque tengo cada entripado de dolor ajeno que me supera... pero mira, los especialistas dicen que hay que ausmir para poder asimilar. Y hablar. En Bosnia aún se hacen terapias colectivas entre mujeres que fueron violadas y maltratadas y que les mataron a todos los varones, maridos, hijos, nietos.. a todos. Duro. Olvidar a secas es crear fantasmas, no se puede. Y prueba es que la mayoría de los supervivientes dedicaron su vida a dar a conocer la historia del Holocausto con un mensaje de bondad tremenda: la cita de Otto F. "Espero que el libro de Ana pueda inspirarte cuando seas mayor, para que en tu entorno puedas luchar, en la medida de lo posible, por la paz y el acercamiento entre los hombres" es textual. No se cansó jamás de decirlo como única manera de poder justificar tanto sufrimiento y barbarie...

      Porque "no olvidar" no significa odiar, no es ojo por ojo. Los que hacen esto no forman parte de la humanidad bondadosa. No olvidar es aprender no volver a repetir. Para eso hay que olvidarse de las historias del bueno y del mano y como dijo Vasili Grossman en los trenes de la muerte había gente malvada que no dudaba en acelerar la muerte de un enfermo para robarle el abrigo. Esos presos que conducían a los grupos a los hornos sacaban a las crías ya desnudas de la cola, las violaban y las volvían a poner en la cola camino a la cámara de gas. Eran víctimas sí. Pero gente mala y despreciable...

      En fin, también lo dejo. Porque haríamos juntas otro post. El bunt... cómo una andaluza como tú no lo llama rosca? lógico no poder llamarlo gugel, el nombrecito es marciano total pero rosca! tan nuestro! por cierto, me tienes que dar más señas de esa receta consuegrada que como dices soy de curiosidad insaciable :-)

      Un besazo querida mía!

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  5. Qué conmovedor resulta leer tanta tristeza de un padre...qué horror! ...si te digo que de siempre nunca he podido afrontar nada relacionado con el Holocausto? no pude pasar de la página veinti y pico del Diario de Ana Frank........és tanto el dolor y el horror!!!
    Tu texto si he podido leerlo aunque llorando y con dolor en el pecho.....no se puede olvidar algo así...
    Y hablando de la receta...mira tú que curioso!! el Kugelhooff fué primer pastel que aprendí a hacer con masa de panadero.....el primer pastel que le ofrecí a mis queridos suegros antes de que lo fueran....me los metí en el bote!
    Gracias Maite por este blog tan espléndido!! Te siento muy cercana aunque no te conozca.
    Un beso muy fuerte.
    Rosa desde Barcelona

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    1. Hola Rosa! qué gusto saber que estás ahí...

      ¿Sabes que a mí también me costó? Lo intenté de adolescente y no pude. Lo leí cuando mi hijo mayor compró el libro y lo leyó... un desplome. Ahora lo voy a volver a leer, con la mirada puesta en la cría que fue antes de.. si su padre fue capaz de leerlo y encontrar en sus páginas una razón para vivir y como dijo, que sea una inspiración para recordar lo que nunca más debe ocurrir... eso haré.

      En cualquier caso, he llorado también. Y mucho. Cuando ví el documental de los niños de la guerra (uno que ha emitido recientemente una cadena alemana) y cuando me documenté para escribir esta historía. Leer testimonios, entrevistas... Otto Frank, un hombre admirable e integro a pesar de haber tenido sus opositores que intentaron ensuciar su vida y la de Anne, tachándole en repetidas ocasiones de haber falseado el diario. También he llorado escribiendo esta entrada que me ha llevado varios días, varios té y también, varios trozos de este Gugel...

      A veces me pregunto si hago bien trayendo al blog tanto dolor y tanta pena. Sé que hay gente que no le gusta. Hay quien piensa que juego con las emociones pero creo que el mayor enemigo de nuestra sociedad es el ostracismo. En cualquier caso, tu comentario me sabe a ilusión y ganas, saber que estás ahí y que la vida, las cosas de la vida, nos mantengan conectadas.

      Gracias por haberme escrito y por poder sentirte a ti también cerca:)
      un besazo

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    2. Siii...a veces "incomodan" el dolor y la tristeza, pero crecemos con ello y forman parte de la vida, tienes razón en que no hay que olvidar...
      Hace algunos meses que te sigo, ahora que nos "conocemos" te comentaré más!
      Besos
      Rosa

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    3. Siii, siempre que te apetezca que me hará mucha ilusión. Tengo la suertaza de tener un blog con unos comentaristas que son un lujazo gordo. Mucha cabeza templada, buena tecla y reflexiones muy sensatas impregnadas de una sensibilidad maravillosa. En un mundo donde lo que cuenta es poseer cada día más y a cualquier precio, poder disfrutar de este derroche de generosidad humana es un lujazo brutal:-) bienvenida a bordo querida Rosa!

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  6. Que conmovedor tu relato querida amiga y que cruel que es en ocasiones el mundo. Yo cada día tengo más clara que la empatía (la real, no sólo la de bien-quedar) es la asignatura pendiente de esta sociedad nuestra. Como dice Rebeca, hay que educar, educar y volver a educar en valores. Que nuestros niños de hoy, los hombres de mañana, sean capaces de ponerse en la piel del que tienen enfrente; que entiendan que los que habitamos en este planeta somos personas, todas iguales, por encima de razas, ideologías o fronteras. Porque, tal vez para algunos yo ea exagerada, pero creo que en este tiempo actual aún hay muchas Anas Franks recluidas por el odio. Triste pero cierto, al menos esa es mi opinión. Y cambiando de tercio (aunque se hace dificil después de lo dicho) que delicia de bizcocho (no soy capaz de recordar su nombre original jajajaja) y que maravilla ese trenzado de la masa. Que grande eres preciosa mia! miles y miles de besicos y abrazos apretaos. Te quiero mucho, ya lo sabes.

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    1. María! qué razón tienes! y tú hija también que esa es la única manera. Aquí en el cole les explican el proceso social, mejor dicho, asocial y como funciona. Es importante que maduremos como individuos y como sociedad. No hay otra que educar en este contexto porque como dices hay muchas Ana Franks por todo el mundo... tenemos que reparar el pasado educando bien al futuro y nos toca a nosotros, los del presente. Un besazo querida, yo también te quiero mucho

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  7. Es que va a ser difícil separar la receta del esos recuerdos, que son nuestra sombra como cultura y sociedad, cada vez que veo o leo algo relacionado con Ana Frank se me vuelve a encoger el corazón como la primer vez que leí su Diario a los ocho años, mi padre me machacó la infancia con dos muertes, la de Ana y la de Federico García Lorca y bien que hizo. Te mando un abrazo muy grande y apretado querida Mai

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  8. El holocausto a mí me dejó marcada, siempre que puedo leo y leo sobre el tema, me he empapado libros del antes y después y sigo sin entender cómo la raza humana encumbra a una persona y le deja hacer a su antojo, cómo este ser tan insignificante, tan acomplejado pudo hacer esas barbaridades y cómo los que le rodeaban eran tanto o más crueles que él. Estuve en Berlín antes de que cayera el muro, tengo una amiga berlinesa que no quiere ni hablar del tema, para ellos es una lacra que tienen que llevar a cuestas. He leído a lo largo de mi vida varias veces el diario de Ana, estuve en su casa, el libro es sobrecogedor y siempre que lo leo se me llenan los ojos de lágrimas. Cuanta maldad por nada. No se puede olvidar, jamás, porque la historia no se puede volver a repetir, pero me temo que los judíos no han tenido el final que esperaban y su situación actual tiene mucha tela que cortar y podríamos estar aquí hasta el año que viene hablando.
    Hace mucho tiempo que tengo el molde para hacer este como se llame y mira por donde tu receta me viene como anillo al dedo, porque además es con cacao, me gusta mucho y que hermosura como ha crecido en el levado. Se ve delicioso, aunque sea a través de la pequeña pantalla!!!
    Besos, besos y más besos!!!

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