Orejas de carnaval con confesión incluida

Mi madre decía que él tenía pasión por mí, y que yo me ponía muy coquetona cada vez que venía a casa...este señor de la foto, se llamaba Pedro. Digamos que su nombre completo era Pedro Gutenberg, apellido falso donde los haya, pero así es la vida del espía, uno puede usar el nombre que le dé la gana menos el real. Pedro -Peter, esto sí que es auténtico- era espía. Alemán, para más señas. Trabajaba en la base secreta que había a pocos kilómetros de Daimiel, donde vivíamos. Si alguien conoce el pueblo, puede que se acuerde de los hotelitos que había frente a la cooperativa. La primera casita, era la nuestra. En esta foto hacía poco que a mi madre le habían quemado el pelo en la peluquería. Recuerdo el revuelo, y me acuerdo de verla llorar como una descosida. La peluquera también lloraba, pero con menos empeño. De todas formas, allí había un caos de mucho cuidado porque las clientas se resistían a dejar el salón dando todo tipo de consejos para cómo hacer que a mi madre le volviera a crecer el pelo en tiempo récord. Allí metía baza todo dios y la que ya no tenía más remedios que inventarse, recurría al ainnnsss la pobre, ¡cómo lan'dejao a la pobrecita mía! Pero yo, esto, lo supe varios años después. En aquel momento, yo no estaba segura de lo que pasaba, ni por qué llamaban pobre a mi madre ni por qué le habían puesto un pañuelo en la cabeza. La pañoleta, por supuesto, cortesía del establecimiento, lo mismo que la peluca -un pelucón rubio enorme- que la muy abnegada ex clienta del salón de belleza del pueblo tuvo que lucir durante varios meses... Pero esta es otra historia que no descarto contar cualquier día de estos. La de hoy, es una de espías y amores imposibles, la combinación perfecta para darle tensión al párrafo...
Pedro Gutenberg era un señor requeteguapo amigo de mis padres. Mi padre y él se conocieron en la base secreta así que no puedo dar muchos detalles de cómo fue aquel primer encuentro. Solo diré que los matrimonios encajaron fenomenal y junto con otra pareja más -oriunda de Almería y de ahí nuestra conexión almeriense- pasaban los fines de semana de picos pardos de aquí por allá mientras a los infantes nos dejaban abandonados a nuestra suerte en manos de una niñera... aquí debería relatar que una horrible y cruel Fräulein Rottenmeier nos torturaba y nos hacía sufrir, pero mis entrañas no me lo permiten. Ito era la dulzura en frasco, fue nuestra segunda mami que nos quiso con locura y nos siguió queriendo la vida entera. Mila también era la dulzura -y también en frasco- y era quien más trajinaba con nosotros, quien nos quiso y la quisimos también por los siglos de los siglos. Porque de aquellos años, yo solo recuerdo amor.

Un par de años después a esta foto, el matrimonio Gutenberg apadrinó el bautismo de mi hermano Juan Pedro, que se llamó Juan en memoria del abuelo de mi madre y Pedro por él, que por algo era el padrino del chiquillo. El nombre elegido fastidió bastante a mi abuelo, que era de los que pensaba que los nietos debían de llamarse como los abuelos pero mis padres tuvieron clarísimo que no querían traumatizar a ninguno de sus hijos llamándolo Saturnino. Mi hermano mayor se llamó Jesús por mi padre, yo como mi madre y mi abuela, así que me temo que a mi hermano Luisfer le habría tocado el honor de llamarse Saturnino... madre mía de la que se libró! Pero Juan Pedro sonaba precioso. Tanto gustó el nombre al padrino, que a su tercer hijo y primer barón le llamó Johannes Peter. Mi hermano Juanpe decía que él era medio alemán por parte de sus padrinos y que eso le daba cierto pedigrí germano... a mí me repateaba ese aire pedantín -no puedo negarlo- siempre con la misma retahíla en la boca chinchando a lo tonto, sin ton ni son... porque yo me ponía amarilla... eso sí, en requetesecreto. Porque nunca antes he hecho ni hice ni imaginé que haría semejante confesión: yo estaba loca por los huesos de Herr Gutenberg.

Tengo recuerdos fugaces y desordenados de cuando nos visitaba en casa. Recuerdo su vozarrón y su risa -tremenda, sonora y abierta- su olor a aftershave, sus mimos, cuando me cogía en brazos, siempre atento a la muñeca de la casa que pasó a alimentar la cola de la segunda fila cuando Juanpe nació... no me malinterpretes, no es que me fastidiara, no recuerdo enfado ni celos al bebé que por cierto adoraba y manejaba como un muñeco para estrés de mi madre que no conseguía quitármelo de las manos... lo que recuerdo es una tristeza enorme. A mí se me antoja que toda estas historia la conseguí mantener ultrasecreta pero mi madre me decía que no. Que yo tenía debilidad por Pedro y que me ponía a gritar como una loca cada vez que entraba por la puerta, me cogía en brazos y me achuchaba... primera lección de vida: uno siempre es el último en enterarse de los secretos a voces cuando el amor acecha.
Hombre escandaloso, encantador con las mujeres -doy fé- alegre y desenfadado que, como buen bávaro, bebía cerveza como un cosaco vodka. Siempre impecable, de punta en blanco, con ese aire de actor de cine en una España que aún conocía pocos guiris -la operación Torremolinos aún no había comenzado- elegante y seductor.. puede que no tanto, quién sabe, pero a mí siempre me lo pareció... era imposible no enamorarse de Herr Gutenberg y con ese fatalismo precoz acepté mi destino...
Un destino que a medida que crecía se iba volviendo cruel y despiadado. Un buen día, no recuerdo cuando, comprendí que esas dos canijas que siempre acompañaban a mi espía favorito eran sus hijas.. ¡sus hijas! y yo era ¡amiga de ellas! esto me perturbó terriblemente. Si tenía hijas.. entonces la madrina de Juanpe no era solo eso, una madrina cualquiera.. era ¡¡¡su mujer!!!! adiós a mi sueño de casarme con Herr Gutenberg, el señor más guapo del mundo ya no podía esperar a que yo creciera. El muy canalla ya estaba casado... segunda lección de vida: un hombre atractivo y seductor tiene mujeres hasta dentro del forro de la chaqueta.

Creo que cogí algo de manía a la madrina. Cuando menos, intentaba ignorarla. Me sentí muy culpable cuando murió, en un accidente que sonó un poco extraño hasta para una enana tan enana como yo... murió de un disparo, según mi padre accidental al tirar la pistola sobre la maleta, preparando el regreso a Munich. Las niñas ya estaban allí, acababan de empezar el cole. Nunca he sabido la verdadera historia -tengo que preguntar a mi hermano Jesús. Llevo días llamándole y el tipo se hace el despega'o. Seguiré insistiendo-. Durante un tiempo pensé que había historias de espías a lo cine negro tras el disparo accidental de madrina pero según crecí he llegado a la conclusión que muy probablemente, se trató de una bala pasional. Puede que la futura segunda Sra. Gutenberg ya estuviera en escena y que esas maletas significaran una ruptura definitiva del espía más guapo del mundo... el amor tiene estas cosas, hay gente que se lo toma a la tremenda sin reparar en esfuerzos para quitarse de en medio... pero después de todo, puede que fuera solo eso, un disparo fortuito.

Oí comentar en más de una a mis padres que las niñas lo estaban llevando fatal. No ayudó a las crías que el Sr. Espía se volviera a casar tan pronto. De nuevo una madrina en nuestras vidas y ésta, madrina II, era requete desapegada y distante. La relación de Pedro con mis padres empezó a distanciarse y por ende conmigo, su más devota admiradora, la enana de la segunda fila que mientras fue la prota en esta historia de amor fue la niña más feliz del mundo. El traje de volantes, es el que mi madre me compró para la feria de la Virgen de Mar pero a Pedro le chiflaba verme con él, así que me faltaba tiempo para engalanarme con mis faralaes y cuando él me decía "báilame algo mi niña!" me faltaba tiempo para ponerme flamenca, fandanguera y lo que hiciera falta.
Las orejas de carnaval, son receta de Virginia y las fotos se las dedico con todo corazón porque aquí hay más de un guiño a su entrada :-)

Ese vestidico de feria, cómo no, a mi Lola, que ella sabe :-)

Y mi primer amor, el primer roto en mi corazón, se lo dedico a mi espejo en la Argentina, a la Ventolera, porque nunca tenemos tiempo de hablar de nosotras, de nuestros secretos, ni de nuestros recuerdos :-)



Ingredientes:
  • 1 huevo
  • 25ml. de anís (usé una cucharada de anís molido y una copita de limonchello)
  • 250gr. de harina repostera
  • 2,5gr. de sal
  • 50gr. de mantequilla derretida
  • 60gr. de azúcar 
  • ralladura de 1/2 naranja
  • 100ml. de agua con gas
  • aceite suave para freír
  • 1 corteza de limón o naranja para freír
  • azúcar para espolvorear

Preparación:
  1. Muele el anís (solo si no usas licor de anís) junto con los 60gr. de azúcar (4 cucharadas rasas). Vuelca el azúcar en un bol y añade la ralladura de naranja y el huevo. Lo mezclas un poquito. Añade la mantequilla, el licor y mezcla de nuevo. Añade el harina y la sal y mezcla hasta que tengas una masa suelta a modo de migas. Vas añadiendo el agua con gas y ligando poco a poco la masa. Amasa hasta que tengas una bola suave y algo pegajosa al tacto. Deja que repose a temperatura ambiente al menos una hora antes de proceder para que la masa tenga a elasticidad adecuada. De no ser así, cuando estires las tortas y las pongas a freír se encogerán.
  2. Pasado este tiempo, reparte la masa en entre 10 a 14 bolitas dependiendo del tamaño que quieras darle a cada pieza. Moja un poquito la encimera con aceite -nunca con harina- y estira las tortas con ayuda del rodillo todo lo que la masa dé de sí -casi transparentes. 
  3. Pon a calentar una sartén con abundante aceite. añade la corteza de limón o de naranja y cuando se empiece a tostar, la retiras. Vas friendo cada torta por los dos lados. Con ayuda de un palillo chino o el palo de una espumadera de madera, le das el pliegue típico. Deja que escurran el exceso de grasa encima de papel de cocina. Y sin mucha demora, espolvoreas azúcar por encima.

NOTA, Carnavales del 2017:
Cada vez que publico una receta nueva, existen dos reacciones que espero como agua de mayo. El primer comentario en este blog porque significa -o quiero creer- que mis relatos e historietas no caen saco roto. Es confirmar si solté un monólogo o llegué al corazón de mis escasos pero fieles lectores. La segunda reacción suele tardar un poco más pero la espera bien lo merece. Me inunda el agradecimiento cuando recibo un mensaje, o nota o fotografía de la receta, saber que mi sabor de casa se escapó a hogar ajeno y que allí viste y calza a su manera gracias a otras manos y otros fogones que la engalanan con el mismo amor con el que salió de mi cocina. Es cerrar un circulo muy especial, el de compartir, del que mucho se habla pero pocas veces se entiende.

Así que cuando una receta, no solo sale de mi mundo sino que va a dar con unas manos amadas -desde la niñez en este caso- todo cobra un sentido muy especial. Núria y yo fuimos compañeras de cole. En las galletas para no volver a perdernos puedes vernos a las dos, a lo Pili y Mili, siempre juntas :-)

Esta es su versión de las orejas que con tanto gusto dejo unidas a las mías, como en los viejos tiempos!


NOTA, Cuarentena 2020:
Estas son las de ¡Mila! sí, nos hemos reencontrado. Te lo cuento con pelos y señales aquí.

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56 comentarios

  1. Mira que saliste espabilada! Vaya edad para un primer amor... tendré que pensar cual fué el mío porque el que recuerdo fué a los 13 años, igual salí un poquito retrasada también en eso!

    Otro año que no hago orejas porque mi chico, que es quien se come el grueso de la producción en general, vuelve a estar por Buenos Aires y yo para mi sola ni me lo planteo. Veo las tuyas y me queda una carita.... igual que a mi gato que está a régimen hasta que vuelva a parecerse aun felino, aunque sea remotamente.

    Besos

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    1. Mi querida Salomé! Muy buenos días! espabilada no sé pero con muy buena memoria. Es curioso, tengo otro intervalo de tiempo, mi infancia en MAdrid, muy desdibujada, no consigo encajar de donde salió tal amiga y a dónde fue a parar... en cambio, esos primeros 5 años de mi en Daimiel los recuerdo con una claridad tremenda!

      :-) lástima de orejas perdidas. En casa cayeron en un suspiro,
      Besos

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    2. Ostras! Me acabo de dar cuenta de una cosa... que nos hacemos mayores, venga recordar esto y aquello... de joven ni te planteas mirar atrás. Yo si no me veo en el espejo me creo que soy una jovenzuela todavía, que lástima, se me está yendo la cabeza!
      Bueno, a ver a donde me lleva...

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    3. Salomé, pero con esta carga llevo yo desde hace un par de años. Ya me habían avisado que poco a poco uno empieza a ver su infancia con una lucidez bestial y mira por donde comencé a hacer esto en el umbral de la media cuarentena, en ese punto en el empizas a estar más cerca de los 50 que de los 40. Este es un dato que llevo con una brutalidad emocional que no se puede aguantar. Aunque me resisto a verme como una 47añera cualquier -cosa que niego y negaré ante testigos- mi mente me delata con esta necesidad irrefrenable de empezar a contar batallitas de infancia.. me cachis Salomé! eso digo yo también! con lo bien que estamos qué lastima que la cabeza se nos vaya de esta forma!

      :-P

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  2. Uffff........tía qué vida más exótica la tuya!!! amores espías, austríacos.....te da para un libro.

    Qué chulas te han quedado las orejas, yo las he probado este año por primera vez y me han encantado.

    Un beso

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  3. Por cierto, yo te hacía cántabra....

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    1. Pues créeme si te digo que no es la primera vez que me lo dices. Y eso que no me has oido hablar que sino jurarías por la Virgen que soy de la tierruca... también tengo conexiones Cántabras, no te creas. Si al final, lo contaré todo por entregas:-P

      Besazos Moza!

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  4. Jajaa!! Que historia!! Aquí sentadita la he disfrutado como una enana!!
    Ayy esos amores no correspondidos.., recuerdo que cuando no levantaba un palmo del suelo me enamoré como una loca de un primo muy mayor, me derretía cada vez que lo veía, me daba mil y una vuelta a su alrededor, llamando su atención, que chasco cuando llegó su invitación de boda y yo fui toda enfurruñada, jajaaa!!
    Definitivamente, deberías dedicarte a escribir, enganchas mi hija!!
    Se te ve divina en esa foto, eres igual que tu madre!!
    No he probado las orejas de carnaval, pero viéndolas sé que sería como comer pipas, un sin parar!
    Besotes mi vida!!!

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    1. Pues entonces compartimos algo más que el nombre:-) Son cosas preciosas de recordar porque en el recuerdo se queda grabada esa inocencia con que se miraba al mundo. Y al amor, algo que al crecer, sin remedio, se va perdiendo:-) Es verdad que salgo a la rama materna. Mi madre me decía que me parecía mucho a su madre, todas Teresas, por cierto:-P

      Besos

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  5. por una vez te voy a decir, sintiéndolo mucho, esta vez me ha gustado muchísimo mas tu receta que tu historia...... jejejejejjeeje, ya me entiendes..... (es que esto del primer amor, lo llevo un poco mal)..... que nooooooo que es broma, jajjaja todavía me estoy riendo (bueno, menos en lo del accidente fortuito o no de la madrina, que eso es bastante serio)estoy de cumple, te invito a que pases y me dejes un comentario de lo que te ha parecido todo mi primer año, un besazoooooooooo.

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    1. Nooo Pilar! buen rollito, que así, a toro pasado las penas quedan hasta graciosas.. menos ciertos recuerdos, claro, que son difíciles de embellecer. Ya me paso y te llevo personalmente una oreja para compensar el tirón que te daré,
      Besos

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  6. Una historia preciosa, Maite, absolutamente preciosa.
    Y tú con ese traje de flamenca estás preciosa.

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  7. Wooowww que tensión MAi!!!Eres una poetiza,una escritora en potencia.Me has enganchado con la historia hasta el unto de tener cosquillas en el estómago..Quieres decir que la madrina se pegó un tiro por Peter..?:Que fuerteeee...Oye niña,por cierto que precoz has sido para enamorate,no?.
    Eres mi ídola...
    Nunca hice orejas...Compartimos?..

    Mil besotes

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    1. No lo sé Silvia, porque mi padre siempre me dijo que fue un accidente. Pero ella volvía a Alemania sin él, las niñas ya habían marchado y Frau Espía II enseguida ocupó el puesto de madrina... no sé, se me antoja más creíble que pensar que iba a llevar una pistola cargada y sin seguro en la maleta y sobre todo ¿por qué iba a tener ella una pistola en plena dictadura? mi padre decía que le gustaba el tiro al blanco deportivo... cosa de la que nunca se habló hasta ese terrible día... no sé, siempre me sonó a cuento chino. Acabo de volver a hablar con mi hermano y de nuevo le he pillado en mal momento. Conduciendo y sin manos libres así que hemos colgado a lo bestia... prometo contar lo que él me cuente:-)

      Compartimos orejas y lo que haga falta:-D Besos!

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  8. Ohhhh me ha encantado la entrada, no solo por tu guiño, sino porque me ha parecido estar allí detrás del quicio de una puerta, viendo a esa enana vestida de faralaes, pirrarse por los huesitos de "Pedro", y a tu señora madre(con la que por cierto me da a mi que tienes mucho parecido), llorando con su peluca, o a la familia hablando del terrible suceso de la pobre madrina.

    Chica que te tienes arte para todo, y yo te veo de escritura al estilo Almudena Grandes, contando historias de aquella España, que me subyugan.

    Las Orejas te han quedado de meter la mano por la pantalla y el atrezzo precioso. Lo siento hermosa, pero me has dejado con ganas de mas historias, así que ya estás llamando por telefono y te estás enterando del resto que por la edad se te perdió. Bss guapisima. No sabes lo que me haces disfrutar.

    Virginia "sweet and sour"

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    1. No te puedes imaginar cuánto disfruté estas orejas, con tu post abierto sobre mi encimera y dándole a estas orejas que casi me hacen soltar la lágrima porque sabían ,tal cual tal cual, a los pestiños que hacía mi madre que aunque en Madrid los bañaban en un almíbar de miel, ella nos lo hacía con azúcar por encima... ¿te quieres creer que era una espinita que tenía clavada dentro? los pestiños de mi madre? pues me la he sacado con tu receta...

      Ya ves que las he hecho con agua con gas que es algo que mi madre hacía: decía que para que quedaran más aireadas. Y ese truco suyo yo nunca lo he olvidado. Es verdad que salgo a la rama materna de los Galán, que de Alonso tengo poco y de Martín de los SAntos -la rama de mi padre- pues el genio, algo que mi madre no tuvo nunca:-) De mi madre también heredé el amor a la cocina, ni te imaginas lo que le gustaba...

      Seguiremos contado historias a la que comemos, vale?
      :-D BEsos

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  9. un post muy especial. Me ha encantado. Besos

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  10. mmm! Riquísimas! Y la historia que las acompaña también.

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  11. La historia es preciosa, mil gracias por compartirla. Las orejas, estupendas!!!

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  12. Desde luego que la historia engancha y atrae, debo ser una cotilla porque me ha tirado más que las orejas la confesión del titulo de la entrada, nos dejas con ganas de más...... y a mi con ganas de preguntarle a mi amiga de Daimiel sobre los espías alemanes jeje. Un beso guapísima

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    1. Tu amiga seguro que conoce donde estaba mi casa. Los llamaban los hotelitos y mi calle era justo la de enfrente de la cooperativa. la primera de la izda. a la que se subían las escaleras... y la base, fijo, díle que era la que estaba de camino casi llegando a Manzanares:-)

      BEsos

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  13. ¡Fascinante, qué cosa tan buena!, es que eres la bomba Mayte, ¡una historia de espías!, amores apasionados vividos en silencio, decepciones, rupturas y desengaños. Era atractivo el Sr. Gutenberg ¿eh?, no me extraña... Qué guapa tu madre con ese peinado (a pesar de todas las lágrimas derramadas) y qué guapa tu con esos faralaos, pareces una muñeca. Unas orejas deliciosas Maite, yo las recuerdo como un postre de todo el año del que disfrutábamos mucho de pequeñas. Mil besos.

    www.cocinaamiga.com

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    1. Ese vestido era una pasada. Era de punto, super chulo y rondó mucho tiempo por casa. Cuando se puso de moza el look años 70 lo buscamos como posesas pero en alguna mudanza debió de caer en la caja equivocada:-( qué lástima!

      Y desde luego, es una injusticia que le pongan la coletilla de "de carnaval" a estas tortas que merecen ser degustada todo el año,

      BEsos

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  14. Hola bonita.. como siempre.. nos cuentas cosas geniales... y super entretenidas.. :D
    Y la receta ni te cuento.
    Que tal sigues?Bssitosss.

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    1. Hola Alicia! todo muy bien guapa. Espero que estés mejor de tu intervención. Me imagino por lo que has pasado porque mi operación útero-fuera fue parecida. Un pestiño del ocho,

      Besos

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  15. Parecía una novela de misterio!! Me has tenido enganchada hasta el final. Oye, si te enteras de lo que pasó realmente a la Señora Espía I, nos lo cuentas, eh??? que me tienes en ascuas. Yo apunto más a como tú has dicho, algo pasional.
    Esas orejas te quedaron espectaculares... oye no te habrá quedado una por ahí, no? :)
    besos!!

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    1. Pues mira, hablé con mi hermano y piensa lo mismo. Suicidio y a todas luces pasional. Mi padre siempre dijo que accidental y mi madre era evasiva. Ni confirmaba ni desmentía. Así que al igual que yo, sumó dos más dos. Ella marchaba a Alemanía sin él. Las niñas ya estaban allí, establecidas. No era un viaje de ida y vuelta... mi madre se ponía tristísima cuando hablaba de este tema. Ellas dos de adoraban y fueron grandes amigas y confidentes pero mi madre aunque me contó algún secreto que por supuesto me llevaré a la tumba nunca quiso hablar de aquello...

      Y ya lo siento! no quedó ni una! volaron! somos unos tragones de mucho cuida'o:-P
      Besos

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    2. aaaiiissshhhh mira que dejarme sin una diminuta oreja!!
      La verdad que en aquellos tiempos si de algo no se hablaba era de los crímenes pasionales, ni de los suicidios. Era como un tabú.
      Y por cierto, que el patatús y disgusto que se llevó tu madre con lo del pelo lo entiendo perfectamente. A mi me daría algo verme sin pelo, y eso que hoy día hay unas pelucas preciosas y que parecen naturales. Eso sí, antes me cargo a la peluquera en un acto de enajenación mental transitoria... jajajajaja

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    3. Para compensar mi exceso glotón por no dejarte mi una, prometo hacer más pronto aunque ya te digo, o vienes rápido o puede que te pase lo mismo, que vuelan a volar. Y tienes razón, los suicidios se manejaban con mucha discrección y muy rápido todo. Eran funerales bastante anónimos y con mucas versiones de lo ocurrido volando de boca en boca.

      Pues mira, porque mi madre era pacífica a reventar, que a mí que tengo más genio por la rama paterna creo que por lo menos la arrancaría a la peluquera todos sus pelos hasta no dejarte ni uno... ni en las axilas! le hacía la depilación al caramelo hasta en las cejas!

      Besos

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  16. nunca entendere porque se le llama a esto oreja, pero tiene que estar estupendo

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    1. si tuviera mejor mano, se parecerían a unas orejas de bicho, humanas puede que no pero de bichín fijo. Eso sí, están para morirse salgan como churros o como obras de arte:-P
      Besos

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  17. Que buena la historia, me he reído con todo, pobre tu madre en la pelu... es que me imagino la pelu de la época y todo!!!y yo pensaba..... si era espía como es que lo decía!! ja ja...como se suele llevar tan en secreto!! ja ja!!!
    Las orejas geniales de buenas. Bss

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    1. Lo de la peluqueria de mi madre fue muy dramático. Aparte de las yagas que tuvo en la cabeza el horror de quedarte sin pelo, es algo que las mujeres llevamos fatal. Pedro nunca dijo que era espía. Eso nos lo contó mi padre después aunque jamás dijo a quién espiaban. La base, un secreto a voces, era un centro de escuchas telefónicas y mi padre era el militar especialista en telecomunicaciones agrega'o por el gobierno español, es decir, el chispas. Cuando algo se les rompía él lo arreglaba pero puede que no nos contara más porque él tampoco lo supiera... aunque parezca mentira, en España también ha habido sus secretos pese a la lengua rápida que gastamos:-P

      Besos

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  18. Tu despensa es genial, unos días vienes y tomas terapia, otros te invitan a merendar y te cuentan una historia encantadora, una lectura amena (qué bien cuentas las cosas!).
    Debe de ser horrible para ti, porque si tú lo usas como tal, luego acabas con la cabeza hecha un bombo, porque (lo quieras o no, lo sepas o no) nos amigas a soltar nosotros también nuestras confesiones.

    Me encanta leerte, y la historia de hoy, ¡qué amena! Qué vida más interesante, yo creo que me enamoré como todo el mundo, siendo una adolescente, y de un chavalito que solo te sacaba dos años, que era muy guay, porque él iba al insti y tú al cole, ¡pero ya! Sin maletas ni pistolas...

    Y sí, no puedes negarlo, ¡¡se te veía que te ponías coqueta!! Jajajaja, qué cosa más mona!!

    Y además, como yo soy de las que no se atreven mucho ante una sartén llena de aceite o una freidora, ya que estoy hago como que me sirvo unas orejas de estas para acompañar el espeluznante episodio del pelo y la peluca (!!).

    Un beso, y feliz semanita!!

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    1. Horrible? jamás. Habladora empedernida que no solo se conforma con darle al pico sino también a la letra. Estoy en mi salsa:-P

      Yo tampoco soy de fritos porque hago pocos y como todo es algo que necesita experiencia. Me pongo bastante tensa cuando me toca freír algo pero con paciencia y sobre todo concentración, sale,

      BEsos

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  19. Madre mía, Mai, menuda histotia de cine negro y amores rotos! Yo creo que si te pusieras, podrías sacar una cacho historia para una novela... Qué bueno!
    Las orejas de carnaval me trae recuerdos; mucha nostalgia. Las comía mucho en esta época cuando vivía en Santiago. Qué ricas!
    Muchos besitos

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    1. Pues para mí es cine rosa, ese rosa velado con el que miramos nuestras cosas de cuando renacuajos. Ves? con la misma nostalgia con la que tu miras mis orejas. De carnaval, me refiero,
      Besos

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  20. Que bonita historia, no sabes lo que me recuerda a mi infancia. De pequeña esta tan enamorada de un amigo de mis padres que me pasaba los días esperando volver a verlo. Yo siempre le decía a mi madre que él no se casaba porque esperaba a que me hiciera mayor (años más tarde descubrí que era gay pero de ilusiones se vive, jajaja) Lo peor de lo de tu madre imagino que sería la cantidad ingente de comentarios que recibiría, a mí me pasó algo parecido pero no con el pelo sino con unas picaduras de mosquito que se infectaron (dos meses con corticoides para curarlas) cada vez que salía la gente se me acercaba para recomendarme de todo, con muy buena intención, pero la verdad es que me incomodaba bastante, tanto que terminé por salir en pleno mes de agosto con manga larga para que nadie me las viera, un horror.
    La receta, como siempre, estupenda. Por aquí seguimos con carnavales en muchos pueblos así que todavía están en temporada.
    Un besito desde Las Palmas.

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    1. Ainsss esas picaduras. Mi sobrino sufrió también un ataque así que le produció una reacción alergica del ocho. Pobre criatura! Lo debiste pasar fafal. Te mereces un par de orejas bien crujientes,

      BEsos

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  21. tienes un arte en la palabra y en la escritura,ademas de la cocina que me dejas alucinado¡¡
    beso

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  22. Los espías es lo que tienen, que son muy suyos. Un post muy divertido... y muy rico.
    Saludos lluviosos desde Waterbridge.

    -Andy-

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    1. Pues en mi precoz y fugaz experiencia, a esa conclusión llegué. Son muy suyos :-) un día muy acorde con la ciudad, verdad? aquí sol y fresco, y los montones de nieve que quedan por la ciudad están duros como rocas:-)

      Un abrazo!

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  23. Por fin me he leído la entrada con tranquilidad, es que se lo vale....ay Maite que bonita historia...es que eres un crack.....jua jua jua como me he reído con la foto...antes de que dijeras que eras tu pues me lo he imaginado ...ay que cosa tan bonita y con e traje y ole...ya te imagino bailando y.....genial! El guiño me ha emocionado y las orejas han de estar de muerte...en mi vida las he probado...un besazo

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    1. Muchos besos guapísima! y eso de las orejas! otra más que ponemos en nuestra lista de pendientes para cuando nos veamos. Y para entonces, no nos juntamos un montón de días o vamos a comer como posesas:-P

      BEsos

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  24. ¡Pordiossss, Mai, que me sabe a poco la historia! De ahí te sale un novelón negrorosa de lo más atrayente e intrigante, si es que la realidad supera a la ficción, dicho cierto hasta el tuétano.
    Las orejas tienen una pintaza, muy parecidas a las que hacía mi abuela, aunque por aquí no se hacen con anís, si no con orujo blanco.
    Un besazo.

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    1. Cómo decía Salomé, estamos muy bien físicamente pero la cabeza nos empieza a delatar los años así que me temo, que las batallitas de infancia no han hecho nada más que empezar. Me alegro que te gusten porque así no tendré remordimientos por la chapa de forma tan descarada:-P
      BEsos

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  25. Genial historia y geniales orejas! Me has enganchado asi que aqui me quedo siguiendote para no perderme nada! Saludos de Pasta Academy!

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    1. Muchas gracias! un placer teneros por estas lindes,

      BEsos

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  26. Mi querida! Vos con esta hermosa dedicatoria y yo sin tiempo ni de leerte. Quedé embobada desde el principio al fin de la historia. Si hasta quiero que continúe! De tanta concentración hasta me olvidé de respirar. Si algún día la vida nos da la dicha de encontrarnos prometo que te voy a contar tantas historias "secretas" como para escribir unos cuantos libros. Y para empezar, ahora mismo te mando una foto de mi papá "el alemán" cuando era jóven. Que de espía nunca tuvo nada, pero de alemán todas las mañas!
    Tu foto con el vestido rojo me encanta! Acá de niñas nos disfrazábamos de bailarinas de ballet, jaja que glamorosas!
    Besooooos

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  27. Mai querida que historia mas misteriosa y atrapante, me encantó, como todo lo que escribís pero esto de amores espiad me hizo soñar despierta. Y ese vestido, toda una actriz, preciosa. Y esa memoria admirable que yenes, es increíble, te extraño, extraño las charlas y los cuentos, y los sueños y las aventuras blogueras. Preciosa tu entrada, gracias por hacerme soñar y reír. Te quiero!

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