Ensalada de patata y alubias
Según Ángel Martín, hay tres cositas muy facilonas que podemos hacer para ser mejor persona porque la verdad es que a lo largo de la vida, son cosas que no nos suelen decir y es posible que por eso haya tanto botarate desbocaó por el mundo. Como no cuesta nada compartir, pues aquí te dejo estos consejos a ver que tal:
El primero; cuando viajes en trasporte público, silencia las putas notificaciones porque es verdad que mola mucho tener gente que te manda muchos mensajitos pero dan bastante por saco (él dijo por culo pero no quiero pasarme de mal hablada). ¡Ay qué sí! cómo crispa eso. Y no solo en transporte público; es aplicable también cuando quedas con alguien, te pregunta que qué tal aquello y mientras se lo cuentas, empiezan a sonar "bips" a modo de alarma anti-incendios. Mientras te dice "ahá-ahá" se pone a mirar el móvil y tú, con una pereza infinita salpicada de cierto estoicismo haces como que te importa un rábano pero sobra decir que por dentro te estás comiendo las muelas.
El segundo: tápate la boca cuando tosas y si estás en una fila no tosas para atrás para no molestar al de adelante porque así salvas al de adelante pero al de atrás le llenas de esputos. Muy de acuerdo también. Este principio tan básico de expectoración en público puede parecer la mar de facilón pero a las pruebas me remito y me atrevo a afirmar que aunque está muy bien eso de expulsar fuera del cuerpo aquello que nos molesta o impide respirar con soltura, hacerlo sin ponerte la mano, un pañuelo, el brazo o lo que a bien tengas a mano que sea tuyo e intransferible... decía, que hacerlo así sin más miramientos es de ser mala pero que muy mala persona.
El primero; cuando viajes en trasporte público, silencia las putas notificaciones porque es verdad que mola mucho tener gente que te manda muchos mensajitos pero dan bastante por saco (él dijo por culo pero no quiero pasarme de mal hablada). ¡Ay qué sí! cómo crispa eso. Y no solo en transporte público; es aplicable también cuando quedas con alguien, te pregunta que qué tal aquello y mientras se lo cuentas, empiezan a sonar "bips" a modo de alarma anti-incendios. Mientras te dice "ahá-ahá" se pone a mirar el móvil y tú, con una pereza infinita salpicada de cierto estoicismo haces como que te importa un rábano pero sobra decir que por dentro te estás comiendo las muelas.
El segundo: tápate la boca cuando tosas y si estás en una fila no tosas para atrás para no molestar al de adelante porque así salvas al de adelante pero al de atrás le llenas de esputos. Muy de acuerdo también. Este principio tan básico de expectoración en público puede parecer la mar de facilón pero a las pruebas me remito y me atrevo a afirmar que aunque está muy bien eso de expulsar fuera del cuerpo aquello que nos molesta o impide respirar con soltura, hacerlo sin ponerte la mano, un pañuelo, el brazo o lo que a bien tengas a mano que sea tuyo e intransferible... decía, que hacerlo así sin más miramientos es de ser mala pero que muy mala persona.
Y por último: si trabajas en hostelería y te piden algo calentito no significa que te estén pidiendo ese algo tan caliente como para que se te arranque un trozo de piel de la encía. Esto también debería ser de manual. Hay que poner límites y una cosa es calentito y otra abrasador. Una cosa es una sopita calentita después de un chaparrón y otra es tragar lava volcánica recién escupida... y aquí se nos juntan los consejos porque si pones un café achicharrador a tus parroquianos, luego no te podrás quejar que lo escupan sin miramientos sobre el mostrador. Hay que ser consecuente de nuestras acciones.
Estoy segura que a la que lees, se te vienen a la mente más consejos para ser mejor persona porque sí es verdad que el camino está lleno de humildes piedrecitas que parecen estar a lo suyo sin molestar a nadie, pero el drama toma otra dimensión cuando se cuelan dentro de tu zapato. Y todos sin excepción somos así por muy en modo piedra porosa, preciosa o canto rodado que nos pongamos.
Estoy segura que a la que lees, se te vienen a la mente más consejos para ser mejor persona porque sí es verdad que el camino está lleno de humildes piedrecitas que parecen estar a lo suyo sin molestar a nadie, pero el drama toma otra dimensión cuando se cuelan dentro de tu zapato. Y todos sin excepción somos así por muy en modo piedra porosa, preciosa o canto rodado que nos pongamos.
Ángel, que es muy buena persona, siempre se acuerda de sugerir algo para hacerte de comer por si estás sin ideas. Se le ocurrió merluza a la plancha pero aquí en Austria no saben lo que es una merluza. Ni un merluzo, pero está es otra historia.
Yo me he decantado por esta ensalada de patata y alubias que tiene alguna cosilla más que he cogido del huerto como los rabanitos que ya escasean y es que con el calor se nos cuelan babosas, caracoles y hasta un topillo que son muy fan de los rabanitos y los colirrábanos. Así que hay que estar rápido y no perder la ocasión antes que se los devoren los turistas.
- 800gr. de patatas
- 400gr. de alubias blancas cocidas
- cebolletas finas con tallo a tu gusto
- un poco de cebolla morada
- rabanitos a tu gusto
- un puñado de espinacas y hierbas aromáticas frescas (cebollino, perejil y albahaca)
- queso de cabra fresco tipo feta
- aliño: aceite de oliva, vinagre de vino, 1cdta. de agave o miel, 1 cdta. de mostaza, sal y pimienta
Preparación:
- Cuece las patatas, las troceas y las pones en una fuente. Añade las alubias y la cebolleta cortada en rodajitas finas.
- Prepara el aliño, lo mezclas y lo añades. Al aliño le pongo un chorrito de agua porque las patatas tienden a absorber los líquidos y así quedará más jugosa.
- Añade las espinacas y las hierbas muy picadas, los rabanitos en rodajas así como la cebolla también en rodajas finas. Prueba y rectifica el aliño si hiciera falta.
- Termina poniendo trocitos de queso por encima.