Tortitas de calabaza y avena
Dicen que la curiosidad mató al gato aunque más que un aforismo, parece una amenaza en toda regla porque si te pasas de curioso, de preguntón o de "listillo" te la puedes cargar. Prueba a hacerlo: ve a tu reunión de vecinos, a una junta de padres, concentración, mitin, congreso o incluso a una misa de domingo, y empieza a lanzar "porqués" a diestro y siniestro a ver que pasa. Ya no entro en la calidad o relevancia de las preguntas porque tu curiosidad, si le das rienda suelta, se va a interpretar en el mejor de los casos como "el plomazo de turno" aunque me temo que serás tachado con más facilidad de irreverente, irrespetuoso, blasfemo, agitador, ácrata o antisistema. O terrorista, que todo puede ser.
Y luego que si hemos perdido la curiosidad, dicen los psicólogos. Ya me contarás que vamos a hacer si calladitos estamos más guapos, mejor que mejor si damos perfil bajo y virgencita que me quede como estoy. Ya me contarás que vamos a hacer si la cultura del porqué nunca ha cuajado en la humanidad, algo que muy poquitos han podido ejercer de forma abierta sin terminar encarcelados, quemados por la inquisición o en instituciones psiquiátricas.
Eso de ser curiosos solo se lo permitimos a los nenes, que nos parecen tan tiernos e ingenuos pero esa displicencia solo dura hasta que empiezan el cole y sus porqués más vitales de repente son faltas de respeto, retos a la autoridad, desobediencia o indisciplina.
Así que mejor callar porque por todos es sabido que en boca cerrada no entran moscas. Y al perder incentivos pues la vamos arrinconado, que no perdiendo. Nos conformamos con lo "suficientemente bueno" o "lo menos malo" nos evadimos con simplezas y mira, a mí que me registren que yo solo quiero que me dejen en paz. Y el precio a grandes rasgos es que leemos menos, escuchamos menos y reflexionamos menos.
Ahora les ha dado por alertarnos que una vida sin curiosidad y sin incentivos intelectuales parece que nos acorta la vida, nos predispone a padecer Alzheimer o cuando menos a tener una vejez de asco. Porque la curiosidad activa positivamente nuestro cerebro y cada vez que una curiosidad cualquiera se ve satisfecha, nuestro cerebro despliega la misma química que cuando comemos un trozo de chocolate. Así es, somos más felices.
Por tanto, verás por ahí rondando artículos sobre qué hacer para recuperar la curiosidad con consejos facilones en plan " entra en la cultura del porqué" "pierde el miedo al error" "rechaza la angustia por el no saber" "aprende a aburrirte"... cosillas en esta onda que hacen que por un momento te replantees tu esquema de cosas en la cabeza. Pero cuidado, recuerda al gato. No vayas por ahí pregonando en plan curioso con cualquiera. Rodéate de personas que sepan cosas interesante y aprovecha pero no vayas de curioso indiscriminado que la broma te puede salir cara. Vamos, digo yo, que lo mismo me equivoco.
Por tanto, verás por ahí rondando artículos sobre qué hacer para recuperar la curiosidad con consejos facilones en plan " entra en la cultura del porqué" "pierde el miedo al error" "rechaza la angustia por el no saber" "aprende a aburrirte"... cosillas en esta onda que hacen que por un momento te replantees tu esquema de cosas en la cabeza. Pero cuidado, recuerda al gato. No vayas por ahí pregonando en plan curioso con cualquiera. Rodéate de personas que sepan cosas interesante y aprovecha pero no vayas de curioso indiscriminado que la broma te puede salir cara. Vamos, digo yo, que lo mismo me equivoco.
A mí la curiosidad me llevó a estas tortitas de avena a las que le he añadido calabaza y especias. Y tan bien, que me han encantado. Para hacerlas más importantes, caramelicé las nueces, que desde hace meses no hay día que no me zampe unas cuantas, con un poquito de sirope de arce y no te imaginas lo grandiosas que están. Para darle un toque fresco al asunto, pues un puñado de arándanos que nunca fallan. Y a disfrutar que son dos días.
Ingredientes:
Ingredientes:
- 150gr. de calabaza asada o cocida
- 100gr. de avena (mejor molida)
- 2 huevos
- 100ml. de leche
- 1/2 cdta. de polvos de hornear
- canela, vainilla y allspice a tu gusto
- 1 cucharada de sirope de arce
- mantequilla para mojar la sartén
- a la hora de servir: nueces caramelizadas con un chorrito de sirope de arce y arándanos
Preparación:
- Mezcla todos los ingredientes en la licuadora o con la batidora.
- Pon a calentar una sartén antiadherente a fuego medio, pon un poquito de mantequilla y sirve como un cazo de masa. Cuida que no sean muy grandes para que puedes voltearlas sin romperlas (la masa es algo más sensible que la masa clásica). Haz tantas tortitas como desees.
- En la misma sartén, pon un poquito de mantequilla, añade las nueces y el chorrito de sirope. Carameliza unos segundos y sirve sobre las tortitas. Acompaña con unos arándanos o cualquier otra fruta que te apetezca.