Tortitas de calabaza y avena

octubre 10, 2025
Dicen que la curiosidad mató al gato aunque más que un aforismo, parece una amenaza en toda regla porque si te pasas de curioso, de preguntón o de "listillo" te la puedes cargar. Prueba a hacerlo: ve a tu reunión de vecinos, a una junta de padres, concentración, mitin, congreso o incluso a una misa de domingo, y empieza a lanzar "porqués" a diestro y siniestro a ver que pasa. Ya no entro en la calidad o relevancia de las preguntas porque tu curiosidad, si le das rienda suelta, se va a interpretar en el mejor de los casos como "el plomazo de turno" aunque me temo que serás tachado con más facilidad de irreverente, irrespetuoso, blasfemo, agitador, ácrata o antisistema. O terrorista, que todo puede ser.

Y luego que si hemos perdido la curiosidad, dicen los psicólogos. Ya me contarás que vamos a hacer si calladitos estamos más guapos, mejor que mejor si damos perfil bajo y virgencita que me quede como estoy. Ya me contarás que vamos a hacer si la cultura del porqué nunca ha cuajado en la humanidad, algo que muy poquitos han podido ejercer de forma abierta sin terminar encarcelados, quemados por la inquisición o en instituciones psiquiátricas. 

Eso de ser curiosos solo se lo permitimos a los nenes, que nos parecen tan tiernos e ingenuos pero esa displicencia solo dura hasta que empiezan el cole y sus porqués más vitales de repente son faltas de respeto, retos a la autoridad, desobediencia o indisciplina. 
Así que mejor callar porque por todos es sabido que en boca cerrada no entran moscas. Y al perder incentivos pues la vamos arrinconado, que no perdiendo. Nos conformamos con lo "suficientemente bueno" o "lo menos malo" nos evadimos con simplezas y mira, a mí que me registren que yo solo quiero que me dejen en paz. Y el precio a grandes rasgos es que leemos menos, escuchamos menos y reflexionamos menos. 

Ahora les ha dado por alertarnos que una vida sin curiosidad y sin incentivos intelectuales parece que nos acorta la vida, nos predispone a padecer Alzheimer o cuando menos a tener una vejez de asco. Porque la curiosidad activa positivamente nuestro cerebro y cada vez que una curiosidad cualquiera se ve satisfecha, nuestro cerebro despliega la misma química que cuando comemos un trozo de chocolate. Así es, somos más felices. 
Por tanto, verás por ahí rondando artículos sobre qué hacer para recuperar la curiosidad con consejos facilones en plan " entra en la cultura del porqué" "pierde el miedo al error" "rechaza la angustia por el no saber" "aprende a aburrirte"... cosillas en esta onda que hacen que por un momento te replantees tu esquema de cosas en la cabeza. Pero cuidado, recuerda al gato. No vayas por ahí pregonando en plan curioso con cualquiera. Rodéate de personas que sepan cosas interesante y aprovecha pero no vayas de curioso indiscriminado que la broma te puede salir cara. Vamos, digo yo, que lo mismo me equivoco.

A mí la curiosidad me llevó a estas tortitas de avena a las que le he añadido calabaza y especias. Y tan bien, que me han encantado. Para hacerlas más importantes, caramelicé las nueces, que desde hace meses no hay día que no me zampe unas cuantas, con un poquito de sirope de arce y no te imaginas lo grandiosas que están. Para darle un toque fresco al asunto, pues un puñado de arándanos que nunca fallan. Y a disfrutar que son dos días.

Ingredientes:
  • 150gr. de calabaza asada o cocida
  • 100gr. de avena (mejor molida)
  • 2 huevos
  • 100ml. de leche
  • 1/2 cdta. de polvos de hornear
  • canela, vainilla y allspice a tu gusto
  • 1 cucharada de sirope de arce
  • mantequilla para mojar la sartén
  • a la hora de servir: nueces caramelizadas con un chorrito de sirope de arce y arándanos

Preparación:
  1. Mezcla todos los ingredientes en la licuadora o con la batidora.
  2. Pon a calentar una sartén antiadherente a fuego medio, pon un poquito de mantequilla y sirve como un cazo de masa. Cuida que no sean muy grandes para que puedes voltearlas sin romperlas (la masa es algo más sensible que la masa clásica). Haz tantas tortitas como desees.
  3. En la misma sartén, pon un poquito de mantequilla, añade las nueces y el chorrito de sirope. Carameliza unos segundos y sirve sobre las tortitas. Acompaña con unos arándanos o cualquier otra fruta que te apetezca.

Muffins de anacardos y avena rellenos de compota manzana

octubre 07, 2025
¿Tenemos las mujeres un cerebro multitarea de serie o nos lo curramos a lo largo de la vida? y los hombres: ¿Tienen un cerebro incapacitante para ello o simplemente no se complican la vida? Existen estudios que dicen que sí y otros lo niegan. Hay que recordar que hay papers de poca monta donde es complicadillo darles mucho crédito. 

Por ejemplo,  han realizado investigaciones en una conocida universidad entre medio centenar de mujeres y otro tanto de hombres, todos ellos universitarios de 21 años. Claro, dicen que no hay diferencia y no me extraña porque el mundo elegido es demasiado pequeño y homogéneo. Y el estudio parece apuntar que de antemano ya buscaban romper este mito porque a ver, las féminas estamos hasta el papo de que se nos pongan listones tan altos a costa de clichés en plan "podéis con todo, tenéis un don natural".

Y no, va a ser que no.  Con don o sin él, también queremos disfrutar de tiempo libre y no agotarnos diariamente metidas en mil y una movidas domésticas, profesionales, maternales, etc. etc. Porque claro, tenemos un don especial para cocinar, para limpiar, para la crianza, para el cuidado de nuestros mayores, para ir al mercado, para ir de compras, para, para y para... que no, que ya está bien de vendernos esa moto, que por cierto está más quemada que la de un hippie. 
A ver, no nos queramos mentir. Nuestros cerebros no son iguales. A finales del sXIX se determinó que al ser los cerebros femeninos más pequeños -casi 200gr. de diferencia- pues por lógica misógina las mujeres éramos más tontonas. Hoy ya sabemos que el tamaño no importa además de tener claro que la inteligencia depende de otros valores. 

He leído otro estudio, éste con un grupo de 949 personas entre nueve y 22 años de ambos sexos que determina que los cerebros entre mujeres y varones no son iguales. Hay diferencia en cómo están conectados ambos hemisferios y eso nos hace tener a priori distintos talentos: el cerebro de los hombres es más apto para aprender rápido y ejecutar una sola tarea mientras que las mujeres tenemos mejor memoria e inteligencia social, y esto puede que nos predisponga a la multitarea. 
Pero oye, que me resisto a aceptarlo. Sigo pensando que más allá de la predisposición están las experiencias vividas y estás están rígidamente ligadas a nuestros usos y costumbres, y no podemos olvidar que la evolución social es lenta, no hay más remedio que tener paciencia y apretar un poquito las tuercas a los chicos que aún siguen muy relajados en eso de compartir tareas en casa -aunque sea de una en una que no vamos a reprocharles nada, caramba-.

También es bueno resaltar eso de que tenemos mejor memoria, es decir, que si nos acordamos de todo no es por rencor sino por tener buen coco. Y buena memoria, no significa que siempre tengamos que saber donde cada habitante de nuestro hogar deja las cosas, desde lo más simplón a lo más requete importante.  Y claro, tanta fatiga mental cansa y da mucho sueño así que sí, necesitamos dormir más porque si no, no llegamos ni al telediario, así de claro.

Estos muffins son la prueba de que mi multitarea es obra de la experiencia. Acabábamos de comer, recogí la cocina antes de que a ellos les diera tiempo a levantarse de la mesa, fotografié el paso a paso, los metí en el horno, bajé a pasear al gato, los fotografié, limpié de nuevo la cocina y para la hora del café todo recogido y los muffins tiernos y perfectos. ¿Y todo esto por mis conexiones cerebrales? Ni de coña. Ahí hay más.

PD: Gracias Karina por las manzanas. Madre mía qué ricas están. Tienes los mejores manzanos de la ciudad.
Ingredientes:
  • 2 huevos grandes
  • 60gr. de azúcar morena o azúcar de coco
  • vainilla
  • 1 cdta. de de pimienta de Jamaica o all spice
  • 50ml. de aceite suave
  • 100gr. de anacardos molidos
  • 100gr. de avena molida (o en copos)
  • 50gr. de harina integral
  • 1 sobre de polvos de hornear
  • unos 200gr. de compota de manzana


Notas:
  • Sobre la compota de manzana: puedes usar dulce de manzana o si quieres la versión ligera, que es lo que he hecho, cuece 1 k. de manzanas cortadas en trocitos con 50gr. de azúcar moreno o azúcar de coco, un chorro de limón y canela a tu gusto. En el momento que rompa a cocer, cocina la compota no más de 5 minutos. Trituras y puedes guardar en la nevera durante días.
  • Los anacardos los puedes moler con un robot de cocina (licuadora o Thermomix) con un molino de cereales o incluso en un molinillo de café que tengas por casa. Si no puedes molerlos, usa almendras que puedes comprar ya molidas.
  • Hace 13 años, publiqué una versión muy parecida pero ésta está mucho más adaptada a los tiempo modernos. 


Preparación:
  1. Precalienta el horno a 170-18ºC (dependiendo del horno).
  2. En un bol, bate los huevos y el azúcar hasta que queden bien espumosos. Agrega el resto de ingredientes menos la compota y mezcla hasta que no queden grumos.
  3. Rellena los moldes con capsulas de papel y pon una cucharada colmada de masa dentro. Pon encima una cucharadita colmada de compota de manzana y termina cubriendo con la masa de los muffins. Adorna con unos copos de avena.
  4. Hornea hasta que veas que están firmes y cuajados. Yo necesité 25 minutos.

Maghmour, guiso libanés

octubre 05, 2025
genocidio
Del gr. γένος génos 'estirpe' y -cidio.
m. Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad. U. t. en sent. fig.
Según la IA de Google, la palabra se la inventó un jurista polaco superviviente del Holocausto y poco después -en 1948-, Naciones Unidas la acuñó cuando aprobó la creación de un organismo llamado "Prevención y Sanción del Delito de Genocidio". 

En un artículo de El País, he leído que en la administración Clinton, cuando el genocidio en Ruanda, si bien en privado usaban esa terminología, en público se cuidaron mucho de llamarlo por su nombre ni de reconocer la magnitud de los crímenes porque sentían que, de hacerlo, tendrían que intervenir y entonces se usaría como excusa para solicitar la intervención de EEUU en muchos conflictos y tragedias internacionales en las que no estaban por la labor de intervenir.

Ésto pasa ahora. Países que se niegan a aceptarlo porque entonces deberían hacer algo y resulta más cómodo jugar al aquí no pasa nada. Existen ahora mismo -o eso se estima- ocho genocidios flagrantes: Nagorno Karabaj, Sudán, Etiopía, RD del Congo, Nigeria, Afganistán,  China y Gaza. 

La diferencia entre estas ocho atrocidades está en que en occidente tenemos los ojos puestos en Gaza porque nos es más cercano, disponemos de mucha más información del conflicto y nuestra clase política se decanta por unos o por otros como si fuera una liga de futbol. El gobierno israelí, Hamas y Hezbolá son el cáncer que está devorando a la población de Gaza y no es opinión, es un hecho. Así concluye un informe independiente de Naciones Unidades que concluye que cuatro de los cinco actos genocidas definidos por el derecho internacional se han llevado a cabo desde el inicio de la guerra contra Hamás en 2023.
En Reino Unido, si te manifiestas contra el genocidio en Gaza, serás arrestado por terrorista. En Madrid, la Presidenta Ayuso, suelta por su boca frivolidades y chascarrillos contra los activistas mostrando cero compasión por el sufrimiento humano sea cual sea el contexto socio-político-religioso-económico que lo haya generado. Entiendo hasta cierto punto los motivos de los que callan para no estar en la tesitura de tener que tomar partido pero la burla continuada que despliega esta mujer es de ser mala persona.

Los procesos de odio me ponen los pelos de punta. Hay que poner límites a la deshumanización. No deberíamos permitir a ningún político o figura pública hacer estas demostraciones tan faltas de ética, moralidad y compasión. Porque cuando estos personajes campan a sus anchas, mucha gente piensa que todo vale y se sienten validados para racionalizar sus bilis y sus malas vísceras. Libertad de pensamiento y de expresión, claro. Pero hay que redefinir las líneas rojas del respeto al prójimo. Líneas que nunca se deberían haber traspasado. Piensa en ello; esta gente no solo te tiene que representar políticamente. También moralmente. 

El guiso de hoy, son unos garbanzos al estilo libanés con berenjena que saben a gloria y ojalá los críos en Gaza puedan volver a comer en condiciones sin hambrunas orquestadas por la maldad de esta guerra inmisericorde.
Ingredientes:
  • 1 cebolla
  • 1-2 berenjenas
  • 1 bote de garbanzos
  • 1 bote de tomate triturado
  • 1 cdita. de azúcar
  • 1 cdita. de baharat (o comino)
  • ajo en polvo
  • sal y pimienta
  • limón
  • perejil 

Nota:
  • El baharat es una mezcla de especias árabes que normalmente contiene pimienta negra, coriandro, nuez moscada, pimentón, comino, canela, cardamomo y clavos. Aquí es fácil encontrarla en cualquier tienda turca y usada con moderación da un toque arabesco fantástico.

Preparación:
  1. En una cacerola, rehoga la cebolla cortada en finito. Añade la berenjena cortada en daditos y deja que se cocine 3-4 minutos.
  2. Añade los garbanzos, el tomate, el azúcar, la sal y las especias. Tapa y cocina a fuego lento unos 10 minutos. Termina con un chorro de limón y perejil.

Crema de hinojo, manzana y nueces con cúrcuma

septiembre 30, 2025
Querido mundo, confieso que tengo una adicción no deseada que está perjudicando gravemente mi salud mental: la sobreinformación. Es brutal el bombardeo diario que recibo con todo tipo de alarmas y "cosas que no sabías" o "cosas que nadie te cuenta". Sobre la salud, la alimentación, el ejercicio, bienestar, etc. Recibo verdaderos pelotazos y doy por hecho que no es porque yo sea una inútil cyber social si no que esta super exposición la sufrimos todos.

Y me refiero solo a la sobreinformación no incluyo la infoxicación, melón que habría que analizarlo en solitario para no generar una bola de esas que no hay quien se la trague. En cualquier caso, los expertos dicen que tenemos que ser más selectivos, elegir bien los contenidos, controlar los tiempos y realizar detox digitales. También insisten en que tenemos que evitar contenidos sensacionalistas y alarmistas. En fin, leo todo lo que debo hacer para no sufrir fatiga informativa y me da un estrés del ocho.
A ver, he abandonado varias redes sociales y la consecuencia es que claro, he perdido contacto con gente y me quedo fuera de los saraos. Normal, no se puede tener todo. Cada vez que entro a Pinterest a hacer una búsqueda me paso la mitad del tiempo dándole a "ver menos como esto" porque antes podía ocultar pines pero ahora no. Lentejas, eso es lo que es y por supuesto, mucha, pero mucha publicidad. Si entro a ver un video corto de Youtube -no tengo paciencia para los largos- me tengo que tragar un minuto de publicidad por bemoles, y a veces el video que deseo ver es más corto que la publicidad... me quemo, termino de los nervios.

Con el feed de noticias de mi móvil, más de lo mismo. Me paso el día marcando los temas que no me interesan y clicando en ver menos de lo que sea, porque se ponen como muy intensos, tanto, que hasta me dan noticias de tauromaquia... ¿En serio? ¿Cómo es posible que los anuncios publicitarios sepan que tengo una talla grande de sujetador y estos feed no den ni una?.

En Instagram, la única red social como tal que aún mantengo, me bombardea con los contenidos que ellos quieren que me trague pasando muchas veces de la gente a la que sigo. Me vuelven loca con sus ¿Sabes por qué no debes hacer esto? ¿Sabes por qué sí? Si hiciera caso a todos sus consejos de salud, cosa que me importa una barbaridad, pues estaría todo el día y parte de la noche haciendo y deshaciendo porque donde un experto afirma "esto" llega otro y dice lo contrario. A veces es el médico quién me dice "toma este medicamento" y como por casualidad veo que Instagram se llena de profesionales diciendo que no, que nos están sobre medicando a los pacientes. ¿Estoy paranoica?.

Así que terminamos -yo por lo menos- haciendo lo que nos da la gana con la conciencia clara de saber que estamos metiendo la pata en algo o en todo, porque después de todo, hagamos lo que hagamos siempre llegaran expertos a decirte lo mal que lo haces y que si pagas sus módicas sesiones, nos van a arreglar hasta las cañerías de casa. 
Y de la publicidad ya ni hablo. Es indignante la falta de control y la desfachatez que reina por la red. En serio, basta ya de responsabilizarnos de todo cuando lo que habría que hacer es controlar más y mejor todo el mundo online porque es una herramienta muy valiosa que tenemos para estar informados y comunicados con los demás. Lo jodido, es que nunca tenemos control, no podemos elegir aunque nos hacen creer que sí, y mientras nos bombardean con lo que quieren. Solo hay que ver quiénes están detrás de estas plataformas y logaritmos: millonarios. Siempre los mismos. 

En fin, que mucha hartura es lo que tengo, la verdad. Yo te dejo esta crema super sanota sin recurrir a un video breve que comience con un ¿Sabías que...? Te la dejo escrita con buena letra y con su paso a paso para que veas que fácil es. Solo tiene cosas buenas que ayudan a la digestión, a desinflarnos y con cúrcuma, una super especia que solo desprende bondades. Hay que cuidarse.
Ingredientes:
  • 1 par de bulbos de hinojo
  • 1 puerro mediano
  • 1/2 cebolla
  • 1 tomate
  • opcional: un poquito de guindilla roja
  • Entre 1/2 - 3/4 l. de caldo de verduras
  • 1 manzana
  • 1 puñado de nueces
  • 1 cda. de cúrcuma
  • Sal y pimienta molida
  • Unas gotas de aceite de oliva


Preparación:
  1. En una cacerola con un poquito de aceite de oliva, marca brevemente las verduras y añade caldo hasta apenas cubrir. Cuece a fuego medio-bajo unos 10 minutos.
  2. Añade las nueces, la manzana y la cúrcuma. Deja que cueza 5 minutos más  antes de triturar. Sala de hacerle falta y adereza con algo de pimienta a tu gusto.

Brownie low carb clásico y de fiesta

septiembre 25, 2025
estulticia
Del lat. stultitia.
f. Necedad, tontería.
Una vez más, la tontería se cuela en este blog de recetas e historietas que de vez en cuando, por pura perversidad, aborda sin escrúpulos palabrejas que a una menda le resultan, por hache o por be, merecedoras de una reflexión ligera y sin pretensiones pero con cierto jugo.

Estulticia me parece gloriosa, así te lo digo y me apena que esté a punto de extinguirse. Abusamos mucho de términos como estupidez, necedad, bobada o idiotez pero luego arrinconamos vocablos de alcurnia literaria como la palabreja de hoy por pura... ¡équilicua! por pura estulticia. Pero no me quiero liar en tontadas absurdas que hoy quiero que pensemos un poquito del revés.

Siempre se habla de la imbecilidad como si fuera cosa de los demás; de los otros, sean quienes sean esos pero nunca nos incluimos en el lote y me temo que nadie puede salir involuto de semejante berenjenal. Sus tentáculos son largos y numerosos y por mucho ahínco que despleguemos para evitar sus efectos, siempre, siempre caemos en sus influjos.
Ningún tonto se queja de serlo; no les debe ir tan mal.
Noel Clarasó
Aunque parezca mentira, hay gente que ha tenido la arrogancia de escribir leyes contra la estupidez, con consejitos genéricos para mantenernos a salvo de sus gases, porque si bien es cierto que socialmente somos -hemos sido y seremos- una manada de gente empobrecida y que debido a ello sufrimos lo insufrible y es de... espera. Un momento. A ver con lo que estoy dando a entender. ¿El mundo está empobrecido moralmente por culpa de los imbéciles? ¿Los males que nos afligen son consecuencia de la estulticia y de sus adeptos?
La estupidez también es un don de Dios, pero no hay que abusar de ello.
Juan Pablo II
Séneca le dio muchas vueltas a esto y decía cosillas en plan que el estulto es aquel individuo pasivo-pasota que se deja varear por cualquier corriente que el mundo le ofrece sin reflexionar y sin pensamiento crítico por lo que su mente es una masa informe de campanas por aquí y campanas por allá que le llevan a sacar conclusiones precipitadas sin cribar y sin desechar lo absurdo. No son sus palabras pero por ahí va la cosa.

Yo no dudo en su sabiduría pero mi modesta experiencia en la vida me dice como a Forrest Gump: Tonto es el que hace tontearías sin discriminar nivel intelectual, reflexivo o cultural porque hay etiquetas sociales o minusvalías o defectos físicos que no interactúan con la estulticia porque lo mismo hay pensamientos tan básicos y sencillos que nos incitan a evaluarlos de estupideces aunque lo mismo los necios somos nosotros por juzgar como a seres menores a nuestro prójimo.
Un pedante es un estúpido adulterado por el estudio.
Miguel de Unamuno 
Tontos somos todos, eso lo tengo claro. En mi vida me han tachado de estúpida bastantes veces: unas veces de frente y otras por detrás. A veces hasta yo misma estaba de acuerdo. No me preocupan las ocasiones en las que me he podido reconocer como tal. Lo que me inquieta es el otro lado de la moneda: las veces que lo soy y no lo noto. Eso sí que da miedo.
Tengo una gran fe en los tontos, autoconfianza le llaman mis amigos.
Edgar Allan Poe
No me importa si piensas que soy estúpido, pero no me hables como si fuera estúpido.
Harlan Jay Ellison
Y aunque pueda parecer una tontada, este brownie tiene dos caras: la clásica, la genial e indiscutible versión chúpatelosdedos y otra para que poner velitas encima quede más mono, no sé, más festivo y... bueno, obedece a una trama que no se puede desvelar porque no todo se debe contar a la ligera. en cualquier caso, este brownie, para mi gusto, está más rico y jugoso que el original con tanta mantequilla y azúcar. Me quedo con está maravilla.
Ingredientes:
  • 3 huevos
  • 60gr. de eritritol
  • 60gr. de azúcar de coco o morena
  • 250-300gr. de boniato cocido o asado
  • 50gr. de harina de plátano o maicena
  • 150gr. almendra molida
  • 1 sobre de polvos de hornear
  • 30gr. de cacao puro
  • 40ml. de aceite suave
  • algo de vainilla y canela
  • Para por encima: nueces y pepitas de choco al 70%

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 170-180ºC.
  2. En un bol, mezcla los azúcares con los huevos hasta que estén espumosos. Machaca los boniatos con el tenedor hasta que tengas un puré, lo añades a la mezcla junto con el resto de ingredientes.
  3. Engrasa con mantequilla el molde y vuelca la masa. Pon las pepitas de choco y las nueces por encima. Yo he usado nueces pecanas pero valen cualquiera. Hornea hasta que notes el centro del brownie firme pero algo blandito. Al enfriarse se terminará de cuajar. Ojo, si no está firme, se puede venir abajo por en centro.
La versión de fiesta, necesita de 
  • frambuesas frescas
  • frambuesas deshidratadas molidas
  • 2-3 cdas. de queso crema o mascarpone
  • 2-3 cdas. de yogur griego
  • 2-3 cdas. de eritritol
Lo mezclas todo y decoras con frambuesas frescas por encima.

Ensalada andaluza de garbanzos

septiembre 24, 2025
Creo que ya sabéis que soy una "biciclista" urbana desde hace unos 17 años. De diario. Creo que mi niño tenía unos dos años cuando me lo subí conmigo a la bici. Cuando llegó a los 20 kilos -la sillita ya no daba para más kilos- pasó a ser autónomo en su propia bicicleta y así hasta hoy. En cualquier estación, haga frío o calor, para la compra, recados, paseos... lo que se preste. 

Hoy ésto no es ninguna novedad, de hecho es algo aplaudido por mis médicos cuando me ven entrar a la consulta con mi casco colgando, pero en el s. XIX la bici simbolizó mucho más. Cuando empezó a popularizarse, fueron las mujeres las que con más entusiasmo se subieron a las dos ruedas y claro, llegaron los retractores del decoro y las pusieron a bajar de un burro. A muchas les importó un rábano y como los vestidos, volantes y demás parafernalias las incordiaban terriblemente, empezaron a usar pantalones bombachos y eso ya fue el colmo para los más ortodoxos de la moral. 

Las increpaban por la calle, y más de un garrulo las perseguían para zurrarlas. Así que sin buscarlo, la bicicleta se convirtió en un símbolo del movimiento feminista y contra más las criticaban pues con más tesón pedaleaban estas pioneras. Incluso, la comunidad médica, alertaba de las enfermedades que montar en bici producía en las féminas, incluso enfermedades sexuales aunque los razonamientos no tenían nada de doctos, sino morales, al considerarse que el hecho de montar a horcajadas era algo impúdico que podía hacer que nos diera más gustillo del necesario. Toma ya.
Annie Londonderry, conocida así por el nombre de un agua mineral que financió su aventura, se recorrió el mundo en bicicleta. Con un par de ovarios. Y mira lo que son las cosas, su gesta fue olvidada por todos hasta que un bisnieto sacó a la luz su historia creo que en el 2007. Hasta entonces, que si quieres arroz Catalina.

Así pues, no es de extrañar que la bici se convirtiera -y aún lo es- en un símbolo de emancipación femenina, algo que para nosotras en Europa no es tema en absoluto pero que en el resto del mundo sigue siendo tabú o directamente prohibido por la ley. No sé si has visto la bicicleta verde,  una película preciosa pero durilla que cuenta la historia de Wadjda, una nena que desea tener una bicicleta para poder competir con su amigo Abdullah pero que se lo prohíben porque las bicis son un peligro para su dignidad.

A mí lo que me parece indigno es que se nos trate y críe con tanto desprecio. El mundo debería estar orgulloso de sus mujeres. Sin paliativos, con bicis y con garbanzos.  He dicho.

Esta ensalada está basada en esta otra de Estela

Ingredientes:

  • 1 bote de garbanzos cocidos (+- 400gr.)
  • pimientos asados a tu gusto
  • 1 tomate en trocitos menudos
  • un poco de cebolla en trocitos menudos
  • 6 palitos de cangrejo
  • un puñado de langostinos a tu gusto
  • 2 huevos duros
  • Aliño: aceite de oliva virgen, vinagre de Jerez, sal, las yemas de huevo, un poco de pimiento rojo, perejil y algo de cebolla a tu gusto
  • Un puñadito de aceitunas

Preparación:
  1. En un bol, pon los garbanzos y el resto de ingredientes cortados en trocitos menudos. De los huevos, solo añadimos las claras picaditas.
  2. Hacemos el aliño: con ayuda de una picadora o batidora, mezclamos todos los ingredientes cuidando de no triturarlo demasiado para que mantenga la vinagreta cierta textura (un poco a tu gusto).
  3. Mezclamos la ensalada con su aliño y servimos con unas aceitunas a tu gusto por encima.

Tarta de queso y manzana baja en carbohidratos

septiembre 21, 2025
Si todavía no has leído nada del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, pues mira, esa suerte que tienes porque este hombre fue un gran sabio -que yo no lo discuto- pero te aseguro que leer sus libros es realmente infumable. A ver, que solo lo intenté con uno y nunca más virgencita. Puede que eso no me capacite para hablar mal de su obra pero, en serio, que no es que lo diga yo, lo dice todo el mundo que sí sabe, o casi pero vaya, que famoso sí que es pero su pensamiento filosófico es para darle de comer aparte. 

La fama le llegó tarde y no me extraña. Le costaba vender libros pero qué quieres, si es que el hombre decía cosas como que la felicidad lo que produce es aburrimiento y sufrimiento porque claro, desear cosas para sentirse uno feliz pues es cansino y frustrante ya que cuando por fin realizas un sueño, hala, a por el siguiente y eso agota. Y la vida -decía- no se basa en ser feliz, sino en preparase para despegarse de la vida... toma ya, y tan fresco. Así que su consejo para llevar una vida sabia es no perseguir la felicidad a lo tonto y, a cambio, hay que centrarse en no sufrir, en conseguir una existencia libre de dolor. Y tirando millas.
Como ves, el tipo era un poco derrotista. No del tipo de los agonías siempre con algún "ay" en la boca, al contrario, todo apunta que tenía un genio predominante al más puro estilo prusiano, pero pesimista y rígido hasta el aburrimiento. Decía que el intelecto es algo secundario, que no viene a aportarnos mucho en nuestra existencia, y lo que nos mueve en la vida son los impulsos -o voluntades- de tener, querer, rezar, huir... verbos más o menos mezquinos o no, pero en resumidas cuentas, este hombre nos tenía a los mortales en muy baja estima; y sobre las mujeres, ya ni hablamos. Misógino de manual, que nos desprecia y desea con el mismo ímpetu y rencor. Nos pinta como las eternas niñas, sin interés más allá del sexual y por supuesto, nuestro único aporte social es la de parir como conejas. 

Antipático. Eso es lo que es. Y no te lo pierdas, el rey del pesimismo moderno, se tira el rollo predicando la compasión como la auténtica moralidad del ser humano -o del hombre que nosotras no valemos nada más que para parir- porque ya que vivimos en un mundo de mierda, la única forma de salir de las tinieblas es ayudándonos unos a otros a través de la compasión. Pero que voy a saber yo que después de todo no he sido capaz de terminar sus aforismos y me he conformado con leer el resumen de sus obras que hacen las editoriales. 
En fin, que hoy hace 164 años que estiró la pata y aquí estoy dándole bombo y platillo a un tipo que, a mi modo de entender las cosas, no se lo merece. Pero mira, el hombre se convirtió en uno de los filósofos de mayor influencia en Europa y aún así las mujeres salimos del yugo de los machistas y logramos primero el voto, luego tener voz, derecho a una educación digna, a independencia económica y por fin, a poder mandar a hacer puñetas a todos los abanderados "de la mujer y la sartén en la cocina está bien". Porque si estamos en la cocina es porque nos sale del higo y punto, que desde luego algunos solo os merecéis alimentaros de multiprocesados, coila.

Esta tarta es un dulce antídoto contra los pesimistas catastrofistas de poco o mucha monta, ya sean famosos y transcendentes para la humanidad o cuñaos del bar de la esquina. Esto vale para un roto y descosido siempre en aras de la ilusión, del aliento por vivir y la lucha indiscriminada por la felicidad, sea lo que sea eso porque no descarto que nos la hayan explicado mal pero aun así, yo siempre en el equipo de los luchadores pro esperanza y alegría de vivir aunque nos cueste la vida.
Y una temporada más que me apunto al reto de Elvira y Estela de Homenajeblog. Esto va de entrar en cocinas ajenas y versionar alguna receta del homenajeado del mes. Hoy publicamos todas las compis recetas de Inma. Yo me decidí por esta tarta de queso y manzana baja en carbohidratos que es la mejor manera de golosinear sin abusar de muchas calorías y con cierto aire saludable más allá de tener requete claro que no hay dulces sanos pero puestos a ello, que sea de la forma menos agresiva y nociva para nuestro cuerpo. Muchas gracias Inma por la receta, nos ha encantado y te aseguro que se queda en mi casa para siempre.

Ingredientes:
  • 3 huevos
  • 100gr. de azúcar de abedul o eritritol
  • 500gr. de queso quark (o tipo Philadelphia)
  • 125gr. de yogur griego
  • ralladura de limón
  • vainilla
  • 2 cdas. de harina de plátano
  • 2 cdtas. de harina de almendras (o molidas)
  • opcional: unas gotas de Stevia
  • 2 manzanas grandes
  • mermelada de albaricoque rebajada con un poco de agua

Nota:
  • A mi versión, le he añadido yogur griego para alargar un poco más la masa para un molde de 22cm.
  • También le he puesto ralladura de limón y vainilla ya que, al estar muy ajustado el dulzor, no quede sosa.
  • He reemplazado la maicena por harina de plátano. Se puede comprar en cualquier tienda latina.
  • Prueba la masa antes de pasarla al molde y si la notas poco dulce, puedes añadirle unas gotas de Stevia.

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 170º C.
  2. Mezcla los huevos y azúcar con varillas o con batidora hasta que están espumosos. Añade después el resto de ingredientes menos 1 manzana y la mermelada de albaricoque.
  3. En un molde de 22cm. forrado con papel o untado con mantequilla, pasa la masa y hornea unos 20 minutos para que coja algo de consistencia y coloca la manzana pelada y cortada en láminas encima del pastel y así evitamos que se hundan al fondo. Horneamos hasta que veas que está casi cuajada por el centro. Mi horno necesito 20 minutos.
  4. Ahora pincelas la superficie con mermelada de albaricoque. Yo la rebajé con agua para que quedara más ligera. Pon sólo el grill (o la parte superior del horno) y espera a que se caramelice un poco la mermelada. Cuidado porque no llevará mucho tiempo. Deja que enfríe por completo antes de desmoldar.

Gnocchi con calabacín y espinacas

septiembre 17, 2025
Jan Erik Olsson es un tipo simpático que sabe -o sabía- empatizar fenomenal con el personal. Un mes de agosto de hace 40 años tuvo la mala idea de meterse en un banco a robar y la cosa se torció. La policía le acorraló y él se quedó con unos rehenes por aquello de tener alguna carta que jugar. Como la situación le superaba, se acordó de un colega de presidio -Clark Olofsson- al que admiraba mucho por lo listo que era y pidió que le sacaran de la cárcel y le llevaran al banco a ver si él sabía como salir de aquel embrollo.

Esto pasó en Suecia, en la sucursal del Kreditbank en Norrmalmstorg. Olsson había entrado armado y con explosivos en su afán de intimidar y así largarse de rositas con un buen fajo de pasta. La policía, por su parte, estaba convencida que iba a resolver el embrollo en un periquete pero nada más lejos; no tenían experiencia ninguna con este tipo de situaciones y fueron de cagada en cagada  mientras los medios de comunicación, por primera vez en su historia, retransmitían en directo un secuestro como si se tratara de una película de Hollywood. Y el espectáculo duró seis días. Seis.
Jan cada vez estaba más convencido que iban a morir todos ahí dentro. El trato con sus rehenes era cercano y amigable -jugaban a las cartas y al cinco en raya para matar el tiempo- y así fue como los rehenes empezaron a ayudarle para terminar pacíficamente con la situación. 

Una de las rehenes, Kristin Enmark, se encargó de mover ficha y pidió a la policía hablar con el Primer Ministro de Suecia, Olof Palmme. Le expresó el temor que sentían de ser abatidos todos ellos por las autoridades y le suplicó una y otra vez que aceptaran las condiciones de Olsson, es decir, dejarle escapar del banco con dos de los rehenes y un coche. Palmme insistió una y otra vez que era imposible. Que la única forma de salir indemnes era que Jan se entregase y en un momento dado, posiblemente ya perdiendo un poquito el norte en la conversación mientras Kristin insistía una y otra vez en verbalizar su miedo a morir en manos de la policía, le dijo algo como que si la cosa se desmadraba pues hala, sea valiente y muera en su puesto... o algo así. 

Y claro, Kristin, una joven de veinitipocos y a la vista decidida y con su carácter, mandó al Primer Ministro al carajo. Esto dio pie a que la policía construyera su relato -tapando sus chapuzas- asegurando que los rehenes, al colaborar con su secuestrador, estaban saboteando los intentos de rescate. Y nada más lejos. Temían por sus vidas y cuando por fin el banco fue gaseado, decidieron que Jan debía salir primero porque lo mismo, al salir ellos, le matarían sin darle tiempo a rendirse.
Y así, seis días y medio después del atraco fallido, la policía paseó a Olsson por la calle ante la multitud y las cámaras para que quedara claro quienes habían ganado la partida. Contaron la historia de aquella manera y los rehenes, las víctimas, pasaron a estar en tela de juicio y fueron acosados constantemente por haber colaborado con su captor. Ellos, por su parte, criticaban a la policía por haberlos puesto en peligro y con Kristin Enmark fueron especialmente desagradables por aquello de haber mandado al pairo al Primer Ministro. 

Uno de los asesores de la policía, el psiquiatra Nils Bejerot, vendió a los medios un síndrome que se acababa de inventar sobre la marcha y a costa de Kristin: el síndrome de Estocolmo. El tipo hizo caja durante años, analizando y juzgando el comportamiento de la joven sin haber hablado jamás con ella. Jamás. Las declaraciones de todos los rehenes fueron manipuladas en el juicio de Olsson y en las grabaciones de Kristin con Olof Palmme curiosamente habían desaparecido como unos 20 minutos de la conversación donde el Primer Ministro quedaba en evidencia.

El síndrome de Estocolmo, lo que nos enseña, es a comprobar lo fácil que es desde el poder, controlar cualquier relato y hacer pasar a las víctimas por locas, o lo que sea, porque a veces parece que todo vale; y por otra parte, demuestra también lo sencillo que es crear un síndrome sin tener criterios de diagnóstico ninguno y que nadie defienda a las víctimas como se merecen sin subterfugios que las hacen más daño del necesario.
Ingredientes:

  • 400-500gr. de gnocchi
  • 1 calabacín pequeño-mediano
  • 200gr. de espinacas
  • 2 cdas. de queso crema
  • 200ml. de leche
  • 2 lochas de queso fundido
  • parmesano a tu gusto
  • Algo de aceite de oliva
  • sal y pimienta

Preparación:
  1. En una sartén con un poco de aceite, saltea el calabacín sin pepitas y en trocitos menudos (con su piel). Añade los gnocchi y después las espinacas.
  2. Añade el queso crema, la leche y las lonchas de queso fundido. Remueve hasta ligarlo bien a fuego medio.
  3. Apaga el fuego, añade parmesano a tu gusto, salpimienta y sirve rápido.

Puré de alubias y champis

septiembre 13, 2025
Vivimos en un tiempo privilegiado para el conocimiento y el saber. De hecho, todos llevamos encima teléfonos móviles que a tan solo un click, tenemos acceso a la enciclopedia más grande de la historia, así, en un instante, en cualquier momento y lugar; una biblioteca políglota, en cualquier idioma, que  puedes traducir lo que sea , acceder inmediatamente y de forma gratuita. Sin esfuerzo. ¿Te imaginas la cara de los eruditos de la mítica Biblioteca de Alejandría si fuera posible viajar en el tiempo y enseñarles Google? 

Nunca antes se había investigado tanto ni descubierto tanto. Tantos y tantos avances que se han acelerado gracias al acceso rápido del conocimiento. Tanta cosa buena a nuestro alcance pero la ignorancia, paradójicamente en aquellos que más cerca tienen la educación y el conocimiento, aumenta cada día más y más... tierraplanistas, creacionistas afirmando que Adán y Eva se criaron entre dinosaurios, los que niegan el Holocausto o el cambio climático o...

O lo que sea, porque parece que todo vale. ¿Y cómo hemos llegado a ésto? Yo no lo sé pero se está hablando mucho de la industria de la ignorancia, algo que puede parecer absurdo pero que de hecho es una actividad muy lucrativa. Solo hay que ver la marabunta de influencers  que no sabemos de dónde han salido ni cuales son sus méritos pero cada vez que abren la boca, no se habla de otra cosa y no solo por los mentideros sino también en medios de comunicación supuestamente serios y con criterio.
Y es que, el mismo fenómeno que nos ha acercado el conocimiento y la ciencia, es el que ha permitido deformar la información de tal manera y con tanta eficacia que las generaciones que vienen, ya criadas prácticamente al 100% con medios online, no saben discernir lo que es cierto y lo que no. Tal es el embrollo, que ahora hasta se discuten cosas que dábamos por asentadas como eso de que "hay muchas realidades, tantas como personas" algo absurdo porque la realidad solo se fundamenta en hechos, que por supuesto deben -o deberían- ser verificados siempre pero que no están abiertos a interpretación ni sesgo ni salidas de contexto. 

Si la noticia es que en un accidente han muerto diez personas no puedes decir que han muerto en parte diez personas porque o han fallecido o no. Tal vez nos gustaría pensar que no han muerto, incluso alguien de mucha fe puede estar convencido que van a volver a la vida o por interés, alguien afirma que son cinco... pero la realidad, pese a las mentiras y demás pamplinas es como es.

Otra cosa son las opiniones, las diferentes verdades ahora sí que sí, que pueden ser tantas como individuos hay en el mundo porque cada uno tenemos unos conocimientos y experiencias distintas, y también es diferente nuestra manera de razonar o contextualizar los hechos. Pero son puntos de vista, jamás realidades. Si bien en filosofía se abraza el concepto de que si juntamos todas las visiones individuales del planeta, podríamos obtener la verdad absoluta, el concepto hace aguas porque es muy fácil de manipular promoviendo mentiras -o negando verdades- viciando o corrompiendo los hechos. 
Tengo una sensación constante de que todo se manipula y se saca sin pudor de contexto, en discursos cortos -lo que dura un video de tiktok- para que sean fáciles de aprender y de repetir. Y como ya está en internet, se considera información fiable y lo peor de todo: información verificada y demostrable sin importar la burrada que abandere. Esto ha pasado con el rollo antivacunas, y solo hay que ver cuantísimas vidas se salvaron el siglo pasado gracias a los programas de vacunación y ahora, los más privilegiados, por aquello de querer sobresalir del resto de mortales, se han montado sus cuatro necedades que a sus ojos, les hace ser más listos que los demás. 

Pero como te decía, la industria de la ignorancia cada día extiende más sus tentáculos y ya son miles las fábricas de ignorancia que se extienden por toda la red y que gracias a los logaritmos, por lo que sea, obtienen muchísima presencia y persistencia porque ya lo dijo Joseph Goebbels, el jefe de propaganda nazi: repite mil veces una mentira que se convertirá en verdad. Y si la mentira se convierte en el monopolio de la información, nos quedamos sin salida. Y para que seamos más dóciles, se nos anestesia el pasado, la historia, para que olvidemos quiénes somos y de dónde venimos; y así, desnudos de conocimiento y sin armas para protegerlo, volveremos a la Edad Media, a la esclavitud social, a un mundo de necios arrogantes y miserables ignorantes que para sobrevivir tendrán que despojarse de su dignidad. 
Ingredientes:
  • 1 cebolla
  • 1/2 puerro
  • 2 dientes de ajo
  • 400-500gr. de champiñones
  • 1 bote de alubias cocidas
  • hierbas aromáticas a tu gusto (yo puse tomillo, romero y salvia)
  • caldo de verduras para cubrir el guiso
  • queso a tu gusto (manchego, parmesano o uno de la tierra)
  • sal y pimienta
  • aceite de oliva virgen

Preparación:
  1. En una cacerola con un poquito de aceite de oliva, pocha la cebolla, el ajo y el puerro portado sin mucho remilgo. Añade los champiñones cortados en cuatro, las alubias directamente del tarro, las hierbas y un poco de caldo de verduras hasta que cubra ligeramente.
  2. Cuece 10 minutos a fuego lento. Retira las ramitas de las hierbas. 
  3. Tritúralo con la trituradora eléctrica o en batidora. Añade antes el queso a tu gusto. Rectifica de sal y pimienta. Puedes servirlo con un chorrito de aceite de oliva virgen y unos champiñones laminados a la plancha.


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